El Universal
México, DF.- El ex secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, negó haber favorecido a familiares durante su paso por la dependencia y explicó que si apoyó la participación de la Iniciativa Privada en el manejo de almacenes del sistema aduanal fue porque el sector era un ?total desastre?.
Aceptó que se indague su desempeño en el Gobierno Federal ?porque de dichas investigaciones se podrá comprobar la falsedad de las versiones?, señaló en una conversación en el Instituto Tecnológico Autónomo de México, donde cumple labores de docencia.
El martes pasado se informó que de acuerdo con documentos públicos, seis familiares de Gil en línea directa e indirecta incursionaron en el negocio aduanero, justo cuando el ahora ex funcionario se desempeñaba como subsecretario de Ingresos en Hacienda, desde donde impulsó la reforma del sistema aduanal.
Sobre esos casos, Gil Díaz dijo que su cuñado Leoncio Fernández Hinojosa obtuvo la patente aduanal años antes de que ocupara la mencionada subsecretaría.
Respecto a Rodolfo Gil y Gil y María Cristina Gil del Rincón, quienes también obtuvieron una patente aduanal cuando él era subsecretario de Ingresos mencionó: ?Yo no autoricé las patentes aduanales, fueron expedidas y autorizadas por la Dirección General de Aduanas sin participación mía, a través de un proceso que por primera vez incluyó exámenes poligráficos y de conocimientos (...) Quien no pasaba el examen, no recibía la patente?.
De su hermano Alfonso, presidente de la Administración Portuaria Integral de Mazatlán, dijo que esa área no corresponde a Hacienda, sino a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
Acerca de la empresa ISOSA, encargada de la automatización del control aduanero, señaló que se efectuó en cumplimiento de una iniciativa de la Cámara de Diputados.
?ISOSA no puede ser auditada porque desde sus inicios los fondos tuvieron un origen privado, no público y los fondos privados no son auditables por autoridades públicas, sino por el derecho privado?, argumenta.
Rechazó toda relación con la compañía, además que la entonces Contraloría General de la Federación nunca cuestionó el funcionamiento de ISOSA y todos los años se auditó como fideicomiso privado.
