Manuel Espino, presidente nacional del PAN, rechazó ayer que su partido le deba a Elba Esther la gubernatura de Baja California.
El presidente nacional del PAN, Manuel Espino, rechazó tajantemente que en la elección de Baja California le deban a Elba Esther Gordillo el virtual triunfo por la gubernatura.
En conferencia de prensa ofrecida esta noche en la sede del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), Espino agradeció el voto de la ciudadanía para su candidato José Guadalupe Osuna Millán, pero aclaró que no le deben "nada" a Gordillo, como acusan algunos priistas.
Dijo que los señalamientos provienen de un conflicto interno en el PRI, entre la maestra Gordillo y Manlio Fabio Beltrones, presidente del Senado.
Exigió que quienes hacen dicha acusación deben acreditarlo y demostrarlo, "porque si no se trata de charlatanerías".
Afirmó que el PAN fue en alianza con el Partido Nueva Alianza, al que se vincula a Gordillo, y con el PES, partido local, pero Elba Esther Gordillo no fue parte de este esfuerzo.
"No fue parte de este esfuerzo, no fue parte de esta alianza", aclaró.
Acompañado de Antonio Alvarado, secretario de Comunicación, Espino sostuvo que en los pleitos en el PRI el PAN no se va a meter.
Espino informó que en la reunión del CEN que se llevó a cabo anoche también se acordó solicitar a la dirigencia estatal del PAN en Aguascalientes, un análisis de lo que ocurrió en esa entidad.
Reconoció que en los resultados pudo haber pesado algún conflicto interno.
“¿Ya perdimos?...¡No puede ser!’
Conforme avanzaba la noche del domingo y el conteo rápido del PREP de la elección, la derrota se asomaba cada vez más con mayor insistencia entre los seguidores y colaboradores de Jorge Hank Rhon en el palenque de Tijuana.
Los rostros de los pocos "hankistas" concentrados en la casa de campaña del candidato del PRI a la gubernatura se volvían cada vez más duros y presentaban un semblante serio y triste.
Muchas caras largas entre los priistas, a pesar de que trataban de animarse en sus conversaciones en voz baja.
Faltando 5 minutos para las 12 de la noche, Fernando del Monte, el comentarista de televisión hecho candidato emergente a la alcaldía de Tijuana por el PRI, salió a paso veloz del búnker priista junto con un grupo pequeño de colaboradores.
El hombre abordó una camioneta y se retiró sin saludar a los simpatizantes que intentaron acercarse con él.
-¿Usted sabe por qué se fue Del Monte?, le preguntó una mujer simpatizante a un miembro de seguridad del edificio.
-¿Por qué cree usted?, le contestó el tipo con semblante serio.
-¿Ya perdimos?, preguntó la señora.
El hombre le contestó con una mirada mientras asentía con la cabeza.
"No puede ser", dijo la mujer con la cara asustada y atónita.
