Un grupo de indocumentados centroamericanos toma un descanso sobre las vías en el poblado “Faisán la Vía”, en Tabasco. Esperan un tren que dejó de operar hace un par de semanas. (Archivo)
La Secretaría de la Defensa Nacional negó que personal militar participe en actividades relacionadas con detenciones de inmigrantes centroamericanos efectuadas por el Instituto Nacional de Migración y la Policía Federal Preventiva en Tenosique, Tabasco.
En un breve comunicado, la dependencia reiteró su compromiso de respetar en todo momento las garantías individuales, así como los derechos humanos de los mexicanos y de los ciudadanos extranjeros que se encuentran en el país.
Hace cuatro días, el Instituto Nacional de Migración dio a conocer que aproximadamente 900 inmigrantes centroamericanos quedaron varados en las inmediaciones de Tenosique, Tabasco, por la suspensión del servicio de la empresa ferroviaria “Chiapas Mayab”, que utilizaban en su viaje a Estados Unidos.
La esperanza se fue en el tren de pasajeros
En el mercado “7 de Noviembre”, erigido en recuerdo a Jesús García, el Héroe de Nacozari, las mujeres que con gritos destemplados ofrecen los guisados exóticos de iguana y armadillo, extrañan el paso del tren panamericano.
Algunas de ellas, como doña Escolástica Marín Luis, se establecieron a las orillas del paso ferroviario desde hace más de 30 años. “Vendía mis muéganos y tortitas de coco a la gente que viajaba de Ixtepec a Tapachula”, recuerda.
Otras mujeres, como Tomasa Matus Santos, una de las 200 comerciantes establecida al lado de la vetusta estación del ferrocarril Panamericano, dicen en tono nostálgico que “antes, cuando pasaba el tren de pasajeros todo era alegría por las ganancias que teníamos”.
Un día, el Panamericano que nació en el año de 1908 y cubría la ruta de Tapachula, Chiapas a Ciudad Ixtepec, Oaxaca, suspendió las operaciones del servicio de pasaje. “A las autoridades no les importó que esto nos afectó a todos”, señala doña María de Jesús Toledo.
La suspensión del servicio de pasajeros en el año 2000 impactó en la vida de esta comunidad zapoteca. Las mujeres que comerciaban sus productos a Chiapas, de pronto se quedaron sin medio de transporte.
“Eran mujeres conocidas como bayunqueras que llevaban ollas de barro, totopos y pescado a Chiapas y traían de allá frutas, queso y crema, las que salieron perjudicadas”, dice don Genaro López, ex jefe de estación del tren Panamericano.
En el pequeño mercado “7 de Noviembre”, compuesto por un largo techo de lámina y parales de madera, con mesas y sillas destartaladas al lado de las planchas de cemento rústico, las mujeres esperan ansiosas la llegada del tren.
