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No fallar es su apellido


Rafael Inclán echa un vistazo al baúl de los recuerdos. (El Universal)

Rafael Inclán echa un vistazo al baúl de los recuerdos. (El Universal)

El Universal

Rafael Inclán aprende de la vida y aprovecha su talento para destacar

MÉXICO, DF.- “Para cortar el tuétano -explica Rafael Inclán- hay que ponerlo en el tronco de madera, atrancar la sierra en el pecho y ras-ras-ras-ras. También sé hacer el chicharrón de res que no es muy común, pero sí muy barato, y a separar pellejos para los gatos”. Lo aprendió de niño en “La Higiénica”, carnicería propiedad de su padre, Alonso Jiménez.

FORMATO ENTREVISTA

-Inclán es el apellido artístico que adoptaste de tu familia materna, pero ¿qué queda del Jiménez hoy en ti?

Queda mucho. Mi padre era bailarín cómico y le apodaban El Kilómetro. Ser Jiménez me dejó una responsabilidad enorme, un no fallar, porque mi padre era exageradamente meticuloso en la disciplina con sus hijos. Cuando se retiró de bailar, puso una carnicería en Guadalajara y ahí nos enseñó que la letra con sangre entra... el señor Jiménez era muy simpático y dicharachero, hacía versos de todo y los colocaba en las paredes de su carnicería.

-Además de serruchar tuétanos, ¿qué otras cosas más aprendiste?

El Kilómetro nos decía a sus hijos que la carne debía estar muy limpiecita, así que aprendí una limpieza exagerada, era horrible la pulcritud que nos exigía. Siempre nos decía: “La carnicería se llama La Higiénica; y así tiene que estar”.

-¿Cuál canción de Las Cuatas Inclán te devuelve a la infancia?

¡Ah, las Cuatas Inclán! Eran mi madre y mi tía. Ellas cantaban una que decía “De las cosas detestables que tenemos / los camiones son muy dignos de mención...”. En ese tiempo eran camiones de dos puertas y atrás iba el cobrador que también ayudaba a subir al pasaje con sus canastas, huacales y mandado. Entonces mi mamá cantaba: “Ahí va el camión / ahí va el camión / corriendo con coraje / y el conductor / y el conductor / cobrando su pasaje…

-Ese fue tema de la película de Alejandro Galindo, Esquina bajan...

Claro, y la cantaban Las Cuatas Inclán. Había otra de mi tía que decía: “Qué me importa que todo en la vida tenga su final / si mi alma será siempre tuya por toda la vida”. Y también cantaban.

-¿A qué olía la noche que debutaste en El Principal con Las Golfas?

A desesperación, a esperanza y a risas. Yo nunca había oído la risa tan fuerte. Esa noche olía a la esperanza de que no me corrieran, de que hiciera una temporada de más de 15 días porque en los contratos de la Anda eran por dos semanas prorrogables.

-Has dicho que tu sueldo en teatro de revista era tres mil pesos diarios...

Eso cuando ya tenía un nombre, pero al principio ganaba 60 y además pagaba mis cotizaciones sindicales.

-Tres mil pesos diarios suena bien, ¿por qué no tienes casa en Las Lomas y racho en Guanajuato...

Ja ja, ¿un rancho con dos lagos? Bueno, yo tengo dos lagos en mi casa, son los únicos lagos que hacen esquina: Lago Zirahuen esquina con Laguna de Mayrán, colonia Anáhuac, ja, ja. Siempre empecé mis trabajos viviendo de anticipado. Un temor cuando debuté en Las Golfas es que mi personaje no gustara a los productores y entonces sólo cobraría mis 60 pesos.

Rafael Inclán protagoniza actualmente El Avaro en el Teatro Tepeyac, una puesta genial con adaptación de Miguel Sabido.

-¿Cuándo fue la primera vez que te viste al espejo y pensaste: ‘Yo podría personificar a García Márquez’?

Me lo empezó a decir Lalo El Mimo hace diez años, justo cuando le detectaron cáncer a García Márquez. Sería maravilloso hacerlo, pero no me han llamado... también me parecía a Manolo Gutiérrez, el matador de toros, y tampoco me pelaron; también dicen que me parezco a Vicente Pereda y ni siquiera han pensado en hacer su vida, ja, ja; así que seguiré haciendo la vida de Rafael Inclán. De García Márquez me gustan sus novelas excepto Memorias de mis Putas Tristes, me pareció deprimente porque si vas a tener putas, por lo menos que sean alegres.

-¿Qué ventajas tiene vivir como tú, con un corazón operado?

En las madrizas es una ventaja porque enseñas la herida y ya no te pegan por temor a que te maten de un golpe.

-¿Algún consejo para el actor?

Hay que estudiar. Yo viví la angustia de no ser aceptado porque no tuve una carrera.

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