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No hagas cosas buenas...| 85 velitas

Enrique Irazoqui

Existe un adagio que dice: ?nunca hables bien ni mal de ti?, en ambos sentidos se encuentran resultados distintos a los planeados. Sin embargo, el compartir júbilo y satisfacción siempre es agradable.

Todo esto viene a cuento porque apenas hace un par de días este periódico llegó a su aniversario número 85. Son ya ocho décadas y media en la brega. Debo decir que el oficio del periodismo es particularmente apasionante, satisfactorio, pero también peligroso y hablo en el sentido material y figurado.

Yo tengo la fortuna de participar en el gran equipo de personas que hacen El Siglo de Torreón, el diario de la comunidad, por ello estamos de manteles largos, por dentro y por fuera. El que la ciudad, sede de este rotativo, cumpla en este mismo año su primer centenario, nos produce aún más júbilo, ya que El Siglo, se debe a sus lectores, se debe a la sociedad lagunera principalmente que lo ha favorecido con su preferencia, constituyendo una simbiosis inquebrantable entre su diario y su región.

Aquel 28 de febrero de 1922 es ya muy distante, el mundo es otro absolutamente distinto al de hoy. El rol de los periódicos es otro, la dinámica actual es mucho más veloz a la de aquella de la década de los veinte.

Pero hay algo inquebrantable en EL SIGLO: los valores. Las generaciones pasan, la tecnología cambia a diario, los hábitos de nuestros lectores se transforman. El ambiente social, económico, cultural, es absolutamente diferente al de antaño, lo sabemos y luchamos por entenderlo y encararlo de la mejor manera, pero los principios permanecen sólidos.

Hace 35 años, don Antonio de Juambelz, con motivo del cincuenta aniversario, redactó un texto que se convertiría para la institución en un credo editorial y que vale la pena compartirlo, dice: ?Desde que nació EL SIGLO, nos hemos esforzado por ser ajenos a todo procedimiento perverso, con lo que alcanzamos el respeto general, sin inspirar temor a nadie. Jamás en nuestra historia hemos abusado de nuestra fuerza periodística para tomar represalias o lograr lucros indebidos. Jamás, tampoco, vendimos nuestro criterio. Contra la idea generalizada entre cierta gente de que todos los periódicos entran en componendas para callar actos de mal gobierno, podemos asegurar que EL SIGLO DE TORREÓN nunca ha recibido dádivas ni ha sabido jamás de subvenciones ofrecidas. Este periódico vive exclusivamente de sus fuentes lícitas de ingresos: publicidad y circulación. A quien pusiera en duda ésta, nuestra rotunda aseveración, le brindaremos estas columnas para publicar cualquier otro dato fehaciente que contraríe nuestro aserto.

?Los periódicos, no por ser negociaciones industriales de orden económico, pueden perder de vista su elevada misión social, pues el que la olvida o la descuida, está condenado a desaparecer ante el repudio del público?.

Esas palabras son hoy nuestro único sendero en el ejercicio periodístico. Los tiempos actuales nos demandan acciones más complejas para el aseguramiento de la subsistencia de la empresa que consolidara Don Antonio, el hoy es una vorágine comercial que obliga a cualquier compañía a adaptarse a los tiempos y circunstancias más rápido que nunca, so pena de desaparecer, pero los valores continúan, subsisten, obligan, comprometen.

El pastel de ochenta y cinco velitas que se apagaron anteayer, fue un refrendo a continuar comprometidos con el diario que defiende a la comunidad, ya que éste siempre ha sido defendido por la misma.

eirazoqui@elsiglodetorreon.com.mx

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