La terrible ejecución que sufrió la familia Meraz el pasado domingo es para poner los pelos de punta a toda la sociedad lagunera en general. En un ambiente donde la delincuencia organizada simplemente hizo suyas muchas de las ciudades de nuestro territorio nacional, merced de la incompetencia de la pasada Administración federal, entre otros tantos factores, los estados de Coahuila y Durango (con sus asegunes este último) se han mantenido al margen de la escalada brutal de violencia que las bandas delictivas han desatado en una lucha encarnizada por el control de las rutas de traslado de droga y los propios mercados locales, ya que el índice de consumo de la juventud mexicana sencillamente se ha disparado, lo que ha creado apetitosos mercados que los distribuidores de narcóticos ilegales han estado prestos a conquistar.
Sin duda, el principal problema que enfrenta el recién estrenado presidente Calderón es el tema de la seguridad, que ha desplazado por la gravedad en que se ha tornado el asunto, a la propia desigualdad y miseria que ha sido un lastre perenne de México. Es notorio cómo la Presidencia de la República ha desplegado varias acciones para intentar convencer a la ciudadanía de que ahora sí, algo se hará en pos de recuperar ese endeble Estado de Derecho con que anteriormente se contaba, por lo menos en la paz social que el PRI mantuvo por más de setenta años.
Así las cosas, regiones como Michoacán, donde el salvajismo se refleja no en los ajusticiamientos ya con ráfagas de armas de alto poder, sino incluso en las decapitaciones que se han convertido en cosa cotidiana. Acapulco es también tierra donde impera la ley de la selva y por ser un destino turístico de gran envergadura, constituye un puerto atractivo para el narcomenudeo.
La lista se amplía con el ya tradicional estado de Sinaloa, la franja fronteriza, último sitio de la droga antes de internarse en el país de mayor consumo en el mundo, es también un sitio de horror. Juárez, Tijuana y Nuevo Laredo son lugares donde ya se tiene que andar con mucho cuidado, pues simplemente los sicarios actúan en cualquier lugar sin temor alguno.
La situación está tan grave que el propio Monterrey, cuna de la prosperidad industrial de la República, es hoy la metrópoli con mayores asesinatos y ajustes de cuentas. La ola homicida alcanza ya en la Sultana del Norte, crímenes en los que policías rasos son también víctimas de esta guerra sin cuartel.
Por todo lo antes expuesto, es de suma importancia que los laguneros hagamos todo lo que deba hacerse en conjunto, para evitar -en lo posible- que las mafias decidan convertir esta zona en un campo de batalla como lo han hecho en los sitios descritos líneas arriba. Ésta debe ser la mayor cruzada en este momento para la comunidad. Si bien es cierto que estamos inundados por problemas de diferente índole, no podemos descuidar ni generar las condiciones para que esta tierra se vuelva propicia para el establecimiento de la delincuencia organizada, no nos lo merecemos.
El alcalde Octaviano Rendón dice que en su municipio se ha creado una psicosis por la saña con que fue ejecutado el señor Meraz, su esposa, un hijo y un taxista que tuvo la desagracia de estar presente cuando sucedió el ajusticiamiento.
Ojalá y sepamos, como laguneros, evitar que estos hechos no se conviertan en cotidianos.
NUDO MIXTECO
Por fin el Gobierno del Estado y las autoridades del Municipio de Torreón han podido ponerse de acuerdo en el multicitado paso del Nudo Mixteco. Después de varios desaguisados entre funcionarios, hoy existe ya un plan para destrabar el congestionamiento vial que significa el famoso crucero. Habrá que esperar de nuestros gobernantes ?estatales y municipales- que tengan la capacidad ejecutiva para llevar a buen puerto este proyecto y no muestren la misma torpeza con la que actuaron hasta antes de llegar a este punto.
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