El diputado federal por el Quinto Distrito en Coahuila, Carlos Bracho, dio la nota esta semana al presentar en la Cámara Baja la iniciativa para la creación del Estado libre y soberano de La Laguna.
Las reacciones no se hicieron esperar. Los primeros afectados serían los gobiernos de los estados de Coahuila y Durango, puesto que ellos cederían territorio para la tentativa creación de la nueva entidad federativa.
El asunto por ahora se puede dar por descartado y veamos por qué. Los primeros en mostrar un rechazo fueron los alcaldes de las tres ciudades más grandes: José Ángel Pérez de Torreón; Octaviano Rendón de Gómez Palacio y el alcalde sustituto de Lerdo, Antonio Olivas Ibarra. El gobernador Humberto Moreira respondió a medias para fijar su posición y aprovechó para resaltar la reciente creación de la Secretaría de Desarrollo Regional. Vaya, terminó yéndose por las ramas para no asumir postura pública precisa y aunque quizá en el fondo de su mente podría entender que efectivamente La Laguna tiene una identidad y problemática específica, no será bajo su poder la materialización del proyecto de Bracho.
¿Cuál es la razón por la que los tres ediles rechazan de entrada la propuesta? En el caso de los de las ciudades duranguenses y más claro en el caso de Rendón, es porque sencillamente son hombres que ya están en el sistema. Octaviano y los diputados locales de Durango, rechazan con fuerza sencillamente para no molestar al gobernador Hernández Deras. Hay que precisar que la alternancia no se conoce en Gómez Palacio y aunque la ciudad de Durango tuvo unos engendros del Partido del Trabajo (partido creado tras bambalinas por Raúl Salinas, es decir, de los mismos) durante el sexenio de Maximiliano Silerio, la vieja y casi extinta clase política del PRI de antaño, encuentra en la tierra de Dolores del Río, Francisco Villa y Silvestre Revueltas, uno de esos cada vez menos comunes lugares donde el viejo y arcaico priismo persiste en total plenitud, así que si Bracho llegó a pensar en que los laguneros duranguenses en puestos públicos con injerencia en el tema apoyarían públicamente lo que en el fondo están de acuerdo, que mejor sencillamente lo olvide.
En el caso de Coahuila los motivos de José Ángel no son claros, pero podrían ser de la misma causa por la que los demás legisladores laguneros federales, léase Jorge Zermeño, diputado plurinominal (que no compitió en las elecciones pasadas del dos de julio) Guillermo Anaya, senador por el estado de Coahuila y Jesús de León, diputado de mayoría por el Segundo Distrito con cabecera en Torreón, se desmarcaron de la iniciativa de su compañero de partido Bracho.
Simplemente, los panistas apenas mencionados, están pensando en el proceso de 2011 y saben que seguirle el juego a Carlos Bracho sería un agravio para el resto de los habitantes del estado de Coahuila, lo que condenaría nuevamente a La Laguna de Coahuila, a que ningún oriundo de estas tierras pudiera romper con la jefatura que ha imperado por más de treinta años, de que para ocupar la titularidad del Poder Ejecutivo en el estado, es imperativo no haber nacido en la Comarca Lagunera.
Es un hecho indudable pues, que las características de la zona encajan perfectamente en los supuestos que la Constitución Política de México señala, sin embargo, con el pasar de los días veremos que los que viven del erario y sueñan con ocupar posiciones de más alto nivel –el Gobierno del Estado en el caso de Coahuila- y los diputados locales de Durango, meros lacayos de su Gobierno, habrán de echar por tierra el propósito de crear un nuevo estado.
Sin embargo, bien podrá ser un aliciente para que la zona sea tomada en cuenta por sus autoridades respectivas en la medida de su real importancia y tal vez propicie que se generen acuerdos entre los distintos órdenes de Gobierno con competencia territorial en la región para que se generen acuerdos de mayor calado para beneficio integral de una comunidad lagunera que verdaderamente existe.
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