En definitiva la semana que mañana concluye no tiene en lo absoluto, nada rescatable, puras malas notas en el entorno de la Comarca Lagunera.
En primera instancia se da el arraigo del ahora ex subprocurador de Justicia del Estado de Durango, Hugo Armando Reséndiz, por su presunta participación en acciones del narco en general, desde la participación en los homicidios de la familia Meraz hasta recibir cohechos simples; el caso simplemente es para poner los pelos de punta y confirmar que definitivamente algo ya olía mal y mucho, en La Laguna, el resultado hasta ahora a la vista es que el responsable inmediato de la procuración de Justicia del fuero común de la Región Laguna de Durango, sencillamente servía a los intereses de quienes debía combatir, así de grave está el asunto.
Por lo pronto este hecho debe ser la punta de lanza para que los gobiernos de los estados concurrentes en la zona, hagan todo lo necesario para que la Federación siga escarbando y logre esclarecer si sólo era Reséndiz o habría más funcionarios involucrados con la delincuencia organizada; amén de que se contribuya con la misión de lograr que el crimen sistematizado se repliegue y que la tranquilidad y seguridad regrese a la ciudadanía común.
El asunto de Reséndiz da pena por él, quien es hasta ahora -y sólo en grado de presunción-, un empleado público que ha manchado considerablemente la vapuleada institución policiaca de nuestra comunidad.
La cosa no termina ahí en cuanto a las malas notas. Se ha cumplido también en esta semana, el primer aniversario de la tragedia de la mina de carbón Pasta de Conchos, en el centro de Coahuila, sitio donde encontraron la muerte de forma trágica 65 mineros. Ya transcurrieron más de trescientos sesenta y cinco días y hasta ahora, las autoridades no han podido encontrar a los responsables. Se admite que ciertamente existían en la mina condiciones peligrosas que a la postre desencadenaron la explosión por acumulación de gas metano o grisú, común en este tipo de excavaciones, pero el tiempo ha pasado y los responsables de las muertes, aunque sean de manera culposa, siguen sin aparecer.
Por ello la luctuosa efeméride es triste y penosa, se exige respeto a las víctimas y a las familias de las mismas, ya que su vida cambió para siempre por el descuido y la indolencia de la empresa, de las autoridades del Trabajo y del propio Sindicato minero.
Sin embargo, lo que viene a enrarecer y enconar por completo el clima político fue la declaración que se aventó el profesor Humberto Moreira, gobernador de Coahuila, en contra del ex presidente Vicente Fox, donde señala que el entonces titular del Ejecutivo federal, le pidió que consiguiera chivos expiatorios y que encarcelara al prófugo Napoleón Gómez Urrutia, líder sindical, para que cargaran con la responsabilidad de la tragedia de Pasta de Conchos.
Las reacciones no se hicieron esperar. La primera interrogante hecha hasta el cansancio es por qué tuvo que pasar un año y que el solicitante de tan ominosa propuesta dejara el cargo, para ser denunciada. De entrada, parecería que el gobernador aprovechaba los reflectores que la fecha daban para poder vituperar a un hombre que es todo lo contrario a lo que es él. Una encendida animadversión aparentaba ser el motivo real para atacar y desprestigiar al señor que hizo de la Presidencia de México un folclor. El problema vino cuando Fox, de quien su incontinencia verbal es sumo conocida, ha guardado silencio y en la sabiduría popular el que calla, otorga.
Es entonces una semana de resultados negativos, se debe esperar a que el caso Reséndiz llegue al punto donde se esclarezcan los homicidios perpetrados contra los Meraz y sacar a los criminales del poder que tienen sobre nuestros policías. El caso de la declaración de Moreira, en eso quedará, lo importante es que se encuentre a los responsables del homicidio colectivo.
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