Cuán complejo le está resultando al alcalde José Ángel Pérez su relación con el Gobierno del Estado. La semana pasada el gobernador Moreira recriminó a través de los medios la aparente poca o nula participación de Pérez Hernández en la asistencia a los hermanos del norte del estado que habían sufrido la devastación por el paso de tornado categoría F2, con vientos de hasta 250 kilómetros por hora.
Luego, el alcalde recrimina a los medios el trato desigual que se le da a su gestión en cuanto a la ejecución de obra pública, versus el desempeño de la gestión estatal.
Pero la nota fuerte la da sin duda la filtración a un periódico saltillense de una furtiva grabación donde se escucha una conversación entre el director de Seguridad Pública del Municipio de Torreón, Alfredo Castellanos y un supuesto comandante de la misma corporación. En ésta, el diálogo versa acerca de la preocupación del director Castellanos por equipamiento que no ha llegado a manos de su institución vía el Fideicomiso de Seguridad Pública, pero que existen documentos con firmas apócrifas que avalarían una entrega que nunca se dio; denotando entonces que en algún sitio alguien está cometiendo fraude en perjuicio de la seguridad de la ciudad.
Grave es sin duda el hecho, pero el alcalde, que desde hace mucho tiempo sigue creyendo que por haber accedido al poder bajo las siglas del PAN, “blinda” a todo su equipo de colaboradores de la tentación de caer en actos de corrupción, sólo atina a decir que “alguien” filtró esa información con intención de denostar a su Gobierno.
Por supuesto que es lamentable que perdure la práctica del espionaje telefónico con aras de dañar políticamente y también tiene razón el alcalde en dudar de la procedencia de la grabación, sobre todo porque es hecha pública a través de un medio de Saltillo y no lagunero, donde radican los actores de la cinta, pero eso no exime de que se tenga que actuar en consecuencia y no sólo apegarse al pretextito de siempre que los panistas son los buenazos y todos los demás son los malos de la película.
Sin embargo, aparece ayer Humberto Moreira y dice que está analizando la posibilidad de suspender la entrega de dinero líquido al ahora cuestionado Fideicomiso y ahora las aportaciones de su Gobierno serán en especie, lo que sin duda hace que se fortalezca la tesis que efectivamente, a José Ángel le están llegando ya muchos mensajes que el Gobierno de Coahuila no lo va a dejar que se ande saliendo mucho con la suya.
Hay que recordar que para el caso, la huelga que por semanas afectó al Sistema de Aguas Municipal, estallada por un sindicato de la CTM, de filiación priista, apenas haya concluido, para que inmediatamente surja este nuevo escándalo.
Al final el que sufre es Torreón y parece que así seguiremos, con la lucha sorda que se cargan el Municipio y Estado. El hecho es que quienes pagan son los ciudadanos que tienen ahora que sufrir los malabares de la politiquería mezquina que se está practicando en este momento en La Laguna.
Desafortunadamente, mientras eso sucede, lo grave sin duda es la violencia que ya ha llegado a esta región y que por desgracia, parece que está ya en el tono como en las entidades que son reconocidas como tierra de ejecuciones entre distintos grupos de gavilleros, pero nuestros gobernantes andan en otra onda, la de la sucia lucha por el poder.
Lo único que se puede esperar, es que nuestro presidente municipal encuentre la manera de establecer una relación más institucional con el Gobierno de Moreira, porque definitivamente, los del Estado, son un costal de mañas para eso de meterse zancadillas en el quehacer político; esperemos que esa relación inconveniente que en el fondo existe, pueda ser transformada en una constructiva para los comunes. eirazoqui@elsiglodetorreon.com.mx