Ya no hay duda. México presentará su candidatura al Consejo de Seguridad de la ONU para el bienio 2009-2010. Así lo comunicó la canciller Patricia Espinosa durante los encuentros bilaterales que sostuvo en la 62 Asamblea General de la ONU. Debido a que el presidente Calderón canceló su viaje y a que la canciller regresó a México antes de que se programara su intervención en sustitución del presidente, tocará al embajador Claude Heller hacer el anuncio oficial el próximo 3 de octubre.
México ha participado ya en tres ocasiones en el máximo órgano de toma de decisiones del organismo multilateral (1946, 1980-1981 y 2001-2002) y todo indica a que lo volveremos a hacer por una cuarta ocasión, ya que el nuestro es el único país de la región Latinoamérica-Caribe que buscará el asiento para el periodo 2009-2010.
La participación de México en ese órgano vale la pena por múltiples razones que ya habíamos explorado en este espacio. Razones que conllevan expectativas y retórica (ganar liderazgo, prestigio y presencia de México en los foros multilaterales), razones que reflejan coherencia con la realidad de nuestro país (novena economía mundial, democracia electoral, 105 millones de habitantes, etc.), pero también razones meramente prácticas (somos el décimo contribuyente mundial y el primero en América Latina al presupuesto de la ONU). En resumen, la decisión parece acertada, pese a que ni la Cancillería ni el Senado hayan hecho públicas las consultas con expertos que se realizaron para dar el sí o el no al Consejo de Seguridad.
Sin embargo, hay que pensar siempre en el peor escenario. ¿Qué sucesos internacionales podrían acontecer durante 2009-2010 que causarían efectos adversos? Por un lado, confrontación directa con Estados Unidos y por el otro, incoherencia con nuestros principios de política exterior. Los siguientes son sólo escenarios, pero vale la pena empezar a considerarlos.
Cuba libre: Fidel Castro muere en diciembre de 2009 y la noticia se filtra a CNN. Miles de cubanos toman las armas contra Raúl Castro, quien pide ayuda a Venezuela. La situación se vuelve ingobernable y caótica. Cientos de balsas cubanas llegan a las costas de Yucatán y de Florida. EU atrae el tema de la situación de Cuba al Consejo de Seguridad, exigiendo una resolución favorable a sus intereses y crítica de la intervención venezolana. México tendrá que escoger entre el conflicto con Washington o con Caracas y Calderón se abre un frente nacional.
¿Irán contra Irán? El presidente Ahmadinayad confirma en 2010 que su país ya fabricó un dispositivo atómico. Estados Unidos demanda al Consejo una acción que vaya más allá de aprobar sanciones económicas y amenaza con acciones unilaterales. Déjà vu. México de nuevo en el Consejo ante la antesala bélica.
Irak explota: Jorge Castañeda acaba de publicar en Reforma una radiografía del delicado panorama que vive Irak. Los próximos tres años serán fundamentales para el futuro iraquí. Quien llegue a la Presidencia de Estados Unidos en enero de 2009 difícilmente podrá parar lo que apunta a una explosión en Irak. Otro escenario hipotético que causaría ruido en la relación bilateral más importante para México.
Cascos azules: La escalada de violencia en Dafur se vuelve aún más intolerable. Sudán acepta la presencia de miles de efectivos multinacionales en su territorio. México empieza a ser presionado aún más para que contribuya con algo más que dinero a las misiones de mantenimiento de la paz (léanse tropas, policías o médicos). Entre el Congreso mexicano y la Presidencia estalla un conflicto interno para reformar la Constitución y permitir el envío de “mercenarios”, como alguna vez mencionara el ex Canciller Derbez.
En fin, qué bueno que ahí vamos de nuevo al Consejo. La tercera no fue la vencida, pero la cuarta, con esos escenarios, podría ser muy mala. Y mientras el debate de la política exterior siga siendo entre élites, lo que tendremos es una diplomacia partidista y no una política exterior de Estado.
Miembro del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales.
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