Maximina no festejará este Día de las Madres, en su casa no se acostumbra.
Maximina es mamá de cinco hijos y aunque su trabajo en la casa es pesado, dice que está contenta con su vida
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Todos los días el despertador suena a las 05:30 horas de la madrugada. A sus 47 años, Maximina se levanta casi de madrugada para preparar el “lonche” a su esposo y dos hijos, para luego lavar los platos y limpiar la casa.
Maximina Barbosa Emiliano tuvo siete hijos: dos fallecieron, Faustino tiene 30 años, Fermín 28, Isaac 18, y Noemí de 22. Dice que no festejará nada este 10 de Mayo, pues en su casa es como cualquier otro día.
Así que en el Día de las Madres, Maximina no abrirá regalos, no tendrá una comida especial, y deberá levantarse a las 05:30 horas para preparar el “lonche” de su esposo y a dos de sus hijos, “es que trabajan en la obra, son albañiles y por eso se tienen ir bien temprano”.
A pesar de que en su día no habrá un festejo, Maximina asegura que no hay mayor dicha para una mujer que ser madre. “Cuando tuve a mi primer hijo en mis brazos, sentí mucha emoción, es algo muy bonito, pero también lloré mucho cuando mis dos bebés murieron, me hubiera gustado verlos crecer”.
“El trabajo de la casa es pesado, lo que pasa es que nada más Faustino está casado y los demás están solteros. Noemí me ayuda con el quehacer porque estoy enferma, tengo diabetes y ya no puedo hacer lo mismo que antes, a veces mi nuera me ayuda a hacer la comida”.
Maximina comenta que está conforme con su vida. Su esposo, Hilario García, le da 600 pesos de los mil 300 que gana por semana en la obra, además Faustino e Isaac le entregan 300 pesos cada uno. “Con eso compro la despensa, pago los recibos y guardo algo por si se ofrece. Cuando hay dinero les hago unas buenas comidas pero si no, pues nada más sus frijoles y tortillas”.
Para el mediodía, comienza a preparar los alimentos porque su esposo y sus dos hijos regresan a comer a la una, “a veces sí se me hace pesado porque tengo que hacer la cena también y me acuesto como a las once de la noche para levantarme a las cinco y media, lo que pasa es que el sueño se me va mucho por el calor que hace”.
A Maximina no le gusta ver la televisión, así que se entretiene cuidando su jardín en donde tiene teresitas, tulipanes, una higuera, un árbol de mandarina, entre otras especies. Todos los días los riega, “tenía más plantas pero la gente las pisaba o las arrancaba; me gustaría que mi esposo le pusiera un barandal para protegerlas”.
Dice que no sabe hacer otra cosa que atender la casa. Nunca ha trabajado, por eso vive de lo que su marido le da cada semana, “me casé cuando tenía 13 años. Éramos de un rancho, de San Rafael de Arriba que está en San Pedro”.
“Me siento contenta con mi vida porque mi esposo y mis hijos han sido buenos conmigo, nunca han sido groseros y nunca les pegué porque son buenos muchachos y esto no lo digo porque los quiero sino porque no andan de borrachos, y del trabajo siempre se vienen directo a la casa”.
BUENOS HIJOS
“Me siento contenta con mi vida porque mi esposo y mis hijos han sido buenos conmigo, nunca han sido groseros y nunca les pegué porque son buenos muchachos. No andan de borrachos, y del trabajo siempre se vienen directo a la casa”.
MAXIMINA BARBOSA EMILIANO, MADRE DE FAMILIA