Recomiendan autoridades sanitarias llevar a los niños a médico cuando presenten el padecimiento.
El Siglo de Torreón
GÓMEZ PALACIO, DGO.- La presencia de dolor abdominal en los menores puede ser un simple malestar o por el contrario, el reflejo de otro problema de salud que requiera de atención médica, de acuerdo con la edad de los pequeños.
Según la Secretaría de Salud, en el caso de los lactantes podría significar el reflejo de otra patología, como una amigdalitis o inflamación de los oídos, aunque lo más común es el exceso de gases provocado por la estrechez del agujero del biberón.
El intestino de los bebés no produce gases y la presencia de éstos se atribuye tanto a la ingestión de leche como al catarro común; cuando éstos se acompañan por cuadros de diarrea, los especialistas lo relacionan con una intolerancia a la lactosa.
La característica del dolor abdominal en los lactantes es llanto ininterrumpido, además de inflamación en algunos casos, molestias que en ocasiones suelen desaparecer con unos pequeños masajes o tratamientos sencillos a base de anís, cuando no existen mayores complicaciones.
Por otra parte, puede deberse al llamado cólico vespertino, que se presenta al atardecer y no desaparece hasta entrada la noche; también se le conoce como cólico ?de los tres meses? porque desaparece cuando el bebé tiene alrededor de tres meses de vida.
En este último caso, son cólicos se presentan en intervalos de 20 a 30 minutos.
En el caso de los niños mayores, es recomendable obtener un diagnóstico oportuno y actuar rápidamente cuando se trata, por ejemplo, de apendicitis.
En este sentido, se indicó que la molestia en el abdomen suele ser una de las causas más frecuentes por las que se solicita atención médica en las áreas de consulta externa, aunque este tipo de padecimientos se elevan durante la temporada de calor.
Se considera que el dolor agudo y pasajero no representa gravedad, pues se puede atribuir a diversos factores como el frío, los nervios ante un problema escolar o alimentación inadecuada en cantidad y tipo de alimentos, entre otros motivos.
En otros casos, es motivado por alteraciones gastrointestinales que en ocasiones requieren de la intervención de un especialista en Gastroenterología infantil, con el fin de que se le practique al paciente una exploración exhaustiva y análisis de sangre, heces y orina.