El pueblo de Santa Teresa inauguró el puente Carrilluchayoc sobre el río Vilcanota, ubicado a menos de 20 kilómetros de distancia del pueblo de Aguas Calientes, desde donde se asciende a Machu Picchu.(Archivo)
Afirman que la construcción podría afectar las ruinas incas.
Contra la oposición de las autoridades centrales, un pueblo cercano a la famosa ciudadela incaica de Machu Picchu ha puesto en funcionamiento un puente de alto tonelaje, que había sido vetado al ser considerado un riesgo para las famosas ruinas arqueológicas.
Soñando con un prometedor desarrollo turístico y para resolver su situación de aislamiento, el pueblo de Santa Teresa inauguró el puente Carrilluchayoc sobre el río Vilcanota, ubicado a menos de 20 kilómetros de distancia del pueblo de Aguas Calientes, desde donde se asciende a Machu Picchu.
Las autoridades culturales del país advirtieron desde el año pasado cuando se inició la construcción de la obra, que ésta significará mayor presión para la ciudadela inca, el principal atractivo turístico del Perú, por la mayor afluencia de turistas, el tránsito de camiones de carga, además del impacto ambiental en una zona protegida de frágil ecosistema.
Machu Picchu está conectado con el mundo exterior sólo por tren. Ninguna carretera pasa cerca del sitio.
Santa Teresa no tenía puente desde que en 1998 un aluvión arrasara con uno antiguo de línea férrea. Los locales y algunos turistas mochileros venían utilizando una oroya, con capacidad para dos personas, para atravesar las turbulentas aguas del Vilcanota.
Cansados de esperar que el Gobierno restituyera el puente perdido, las autoridades locales iniciaron la construcción.
"Lo que estamos haciendo es reponer nuestro puente. Es una puerta a nuestro desarrollo y toda la gente esta feliz", dijo a la AP el alcalde de Santa Teresa, Reynaldo Vargas.
El Instituto Nacional de Cultura (INC) se ha abstenido de comentar la inauguración de la polémica obra.
Su construcción motivó el año pasado que Fedia Castro, la entonces alcaldesa de la provincia de La Convención, a la que pertenece Santa Teresa, fuera enjuiciada, sin embargo, ello no interrumpió la culminación de la obra. Actualmente, el juicio prosigue.
Santa Teresa desde tiempos recientes viene siendo utilizada como ruta alternativa para llegar a Machu Picchu por turistas aventureros, que no desean pagar la tarifa de 73 dólares, que cuesta el viaje de ida y retorno hacia la ciudadela en el tren para mochileros.
El tren es operado por la empresa de capitales ingleses y peruanos, PerúRail. La tarifa turística en un tren más cómodo asciende a 113 dólares, mientras que un pasaje en el tren de lujo llega hasta 547 dólares.
Los mochileros han hallado la manera de evadir a PeruRail, viajando en autobús por carreteras muy precarias hasta el pueblo de Santa María, y desde allí a Santa Teresa para después abordar camiones de carga hacia la línea férrea, la cual siguen a pie por terrenos difíciles hasta Aguas Calientes, la puerta de entrada a Machu Picchu.
"Anteriormente en Santa Teresa, hace tres o cuatro años era novedad cinco ó 10 turistas, pero ahora estamos recibiendo más de 200 turistas al día", dijo Vargas, resumiendo las expectativas de la población de que su pueblo se convierta en un nuevo polo turístico de la zona, como Aguas Calientes, actualmente atestado de hoteles, restaurantes y bares.
Además dijo que el puente les permitirá sacar sus productos, mayormente frutas, llevándolos en tren para ser comercializados en los mercados del Cusco, en vez de llegar ahí por vía terrestre atravesando caminos peligrosos. Este viaje dura ocho horas, el doble de tiempo que en tren.
Machu Picchu, una ciudadela de piedra enclavada en montañas de ceja de selva, a 500 kilómetros al sudeste de Lima, no soporta un turismo masivo por la fragilidad de la geografía del lugar.
Actualmente, unas 2.000 personas ingresan en promedio diariamente al santuario arqueológico, siendo la capacidad máxima admitida 2.500 por día, según el INC.
Por lo pronto, en abril se espera la visita de una delegación de UNESCO que evaluará si el puente representa un real peligro para la conservación de Machu Picchu.