LA AGRICULTURA Y EL MEDIO AMBIENTE
La Bioenergía
Las proyecciones indican que la energía de biomasa podría satisfacer hasta el 25 por ciento de la demanda mundial de energía para el año 2050. Como fuente de energía casi neutral de carbono, la mayor parte de los sistemas bioenergéticos puede contribuir a mitigar el cambio climático mediante la sustitución de los combustibles fósiles y la fijación del carbono a través de las plantaciones bioenergéticas.
Dado que la agricultura y la silvicultura son las principales fuentes mundiales de biomasa, el mercado en expansión de materias primas bioenergéticas podría contribuir significativamente a elevar los ingresos agrícolas. Se podrían utilizar más de 200 especies vegetales para producir bioenergía, y algunas plantas podrían contribuir a restablecer tierras degradadas y marginales. Sin embargo, la FAO advierte, el cambio hacia la bioenergía hace temer por la seguridad alimentaria, dado que la tierra y otros recursos productivos se sustraen a la producción de alimentos. Además, la intensificación de la producción de biocombustibles podría repercutir muy negativamente en el agua y el suelo, los hábitats naturales y la biodiversidad.
Es urgente evaluar la factibilidad de los sistemas bioenergéticos sobre la base de las necesidades y la dotación de recursos de los países, las políticas predominantes y hacer hipótesis plausibles para las variables económica, ambiental y normativa. "La política relativa al biocombustible no puede gestionarse acertadamente al margen del marco general de políticas y de reglamentación del sector agrícola", dice el informe. "Ello exigirá una planificación coherente a largo plazo de la transición y el ajuste, que tenga en cuenta la complejidad que presenta gestionar el cambio en una economía mundial basada en el mercado."
"Equilibrio difícil". En la actualidad la agricultura mundial desempeña diversas funciones, entre las cuales a menudo es difícil establecer un equilibrio. A la vez que garantiza la seguridad alimentaria de la población mundial y un medio de sustento a millones de personas, en particular a los pobres, también tiene que proporcionar servicios del ecosistema al medio ambiente, servir de sumidero para el carbono y satisfacer la futura demanda de biocombustibles y bioplásticos.
"Las ventajas y desventajas que entrañan cambios de tal calado en los objetivos mundiales de producción agrícola son complejas y difíciles de evaluar -dice el informe de la FAO-, con respecto a las repercusiones ecológicas globales, los efectos en la seguridad alimentaria, los precios de los alimentos, los precios de la mano de obra agrícola, las relaciones de intercambio entre países y regiones, y el acceso de los pobres a la tierra y la equidad social".
Es "hora de actuar de modo global", para anticipar los posible cambios futuros y comenzar a cambiar las prácticas de producción. Para hacerlo con eficacia, la planificación que prevé ajustes mayores en la agricultura debe evaluar todas las consecuencias mundiales, incluidos los riesgos fitosanitarios y la transformación del uso de los recursos genéticos y los insumos agrícolas. El informe propone que la FAO elabore una estrategia de plazo medio para atender las cuestiones ambientales desde su mandato en el sector agrícola, con el doble objetivo de incrementar aún más la productividad y contribuir a la vez al cuidado y la gestión mundial del medio ambiente.
Ese marco estratégico afrontaría los principales desafíos ambientales que comprenden la biodiversidad, la bioenergía y el cambio climático, mismos que influyen en la seguridad alimentaria mundial, y propondría opciones de enfoques ecológica y económicamente coherentes, ajustes de las políticas y los reglamentos, así como medidas que la comunidad internacional debería concertar.
En México, a fin de normar los criterios necesarios para el control bioenergético, se ha propuesto como inicio la Ley para el Desarrollo Sustentable de Bioenergéticos, que esperamos dé los resultados deseados y plasmados en el texto.
Fuente de información: FAO.