ASOCIACION DE PSIQUIATRIA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C.
(PSILAC).
CAPITULO INTERESTATAL COAHUILA-DURANGO DE LA
ASOCIACION PSIQUIATRICA MEXICANA.
(CUARTA PARTE)
Como se mencionó la semana pasada, generalmente los problemas de la atención y la concentración se mantienen presentes durante la adolescencia y la adultez, con características muy semejantes a lo que sucede en la infancia. Los adolescentes presentan asimismo esas dificultades típicas de la atención y la concentración en la escuela, especialmente cuando las exigencias académicas son cada vez mayores tanto en la secundaria como en la preparatoria y en la universidad. A pesar de que en su mayoría, estos sujetos tienen un nivel de inteligencia normal o inclusive superior en ocasiones, su déficit de atención interfiere con el uso de sus capacidades intelectuales en un muy alto porcentaje, de manera que tienden a reprobar materias o a no presentar sus trabajos o sus tareas por descuido, lo que les obliga a llegar a exámenes extraordinarios e inclusive a ser expulsados de las escuelas, ya sea por sus conductas impulsivas, hiperactivas y desordenadas o por su atraso y bajo rendimiento académico. Con gran frecuencia, estos chicos se ven obligados a cambiar de una a otra escuela, a comprar sus certificados de estudios o inclusive a desertar por completo para dedicarse entonces a otro tipo de actividades. Al igual que sucede en los niños, los adolescentes también tienden a ser muy distraídos y descuidados con sus objetos personales, tales como ropa, mochilas, útiles escolares, celulares, etc. al grado de perderlos con gran facilidad, sin recordar en dónde los dejaron olvidados. Debido a su tenaz insistencia con sus padres y a la permisividad de éstos en nuestro medio, con gran frecuencia se les permite manejar vehículos a pesar de no tener la edad, la capacitación, ni la madurez necesarias. En ese tipo de experiencias también se manifiestan abiertamente sus problemas de atención, ya que suelen distraerse muy fácilmente con todos los estímulos a su alrededor, de manera que al mismo tiempo que conducen tienden a fumar, a hablar por sus celulares, a platicar y bromear con sus amigos que van en el vehículo, e inclusive a beber alcohol mientras manejan. Estos estímulos unidos a sus rasgos de impulsividad y de dificultad de planeación llevan consigo un alto porcentaje de riesgo de accidentes de tráfico, los que con gran frecuencia suelen resultar en consecuencias graves o mortales. Los adolescentes con TDAH tampoco son muy constantes o disciplinados respecto a sus actividades, de modo que así como cambian de escuela una y otra vez, lo mismo sucede con las diversas actividades a las que se enfrentan, ya que pueden iniciarlas con mucho entusiasmo y alegría, para luego “aburrirse” rápidamente y hacerlas a un lado para probar otras nuevas. Hay en ellos esa característica especial de buscar novedades constantemente, sobre todo aquéllas que les provoquen excitación y les “estimulen la adrenalina”, como sucede con los deportes extremos.
En el caso de los adultos, los problemas de atención y de concentración son muy similares a lo que acontece con los adolescentes, de manera que ello también se manifiesta en el tipo de actividades o trabajos a los que se dedican, ya que suelen presentar dificultades importantes para concentrarse y llevarlos a cabo, con tendencia a la distracción, a los olvidos y a los descuidos. Desgraciadamente, a pesar de que su nivel de inteligencia pueda ser normal o inclusive superior, su funcionamiento laboral no siempre resulta tan adecuado, productivo o exitoso como se pudiera esperar, debido precisamente a tales problemas de atención. Se trata además de individuos que presentan dificultades importantes para organizar sus tareas y actividades, para poner atención a los detalles y seguir las instrucciones necesarias para completar las tareas, así como para llevar a cabo trabajos que requieran de un esfuerzo mental sostenido. Es decir, que si tomamos en cuenta un concepto todavía mucho más amplio de lo que definimos como atención, nos daremos cuenta que en general nos estamos refiriendo entonces a lo que en la actualidad se han clasificado como funciones ejecutivas del cerebro. Algunos investigadores en neuropsicología comparan tales funciones a las que lleva a cabo el director de una orquesta, quien tiene en sus manos ese rol básico y delicado de dirigir, al facilitar el que los músicos con sus diversos instrumentos se puedan activar, organizar, enfocar, e integrar para lograr esa creatividad característica de su tarea, algo que igualmente debe suceder con tales funciones cerebrales. Es asimismo importante comentar entonces que lo mismo los adolescentes como los adultos con TDAH, padecen ciertas fallas en tales funciones ejecutivas, lo que les determina un alto nivel de inconstancia para organizarse y mantenerse estables en una sola actividad, por lo que tienden a cambiar de empleo con frecuencia, sobre todo en una época como ésta.
Es interesante mencionar, que todavía actualmente, un alto porcentaje de adultos nunca han sido diagnosticados con TDAH, y ni siquiera ellos mismos están conscientes de presentarlo. No es sino hasta el momento en que un hijo o una hija es detectado por la escuela y canalizado a algún tipo de servicio de salud mental que muchos de ellos se percatan de que durante su infancia presentaron características semejantes que inclusive han persistido hasta el presente, sin haber sido diagnosticados o tratados al respecto. No obstante, muchos de ellos han desarrollado cierto tipo de mecanismos que podríamos considerar como compensatorios para sus limitaciones, lo que les ha permitido sobrevivir sin demasiados problemas y en algunos casos, hasta desarrollarse como hombres o mujeres de éxito en el área en la que se han desenvuelto (Continuará).
