ASOCIACION DE PSIQUIATRIA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C.
(PSILAC)
CAPITULO INTERESTATAL COAHUILA-DURANGO DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA
(DÉCIMA PARTE)
Por otra parte, los individuos con TDAH, presentan además ciertos síntomas que se podrían considerar dentro del orden social, puesto que tienen que ver con las dificultades y limitaciones características que presentan para desenvolverse en el medio social en general, pero también y más específicamente en lo que se refiere a su capacidad para poder relacionarse con los demás. De primera instancia, existe en ellos una especie de rebeldía o de resistencia innata para aceptar las regulaciones y las normas de los grupos y ambientes a los que pertenecen, lo que obviamente siempre los identifica como rebeldes, desobedientes, indisciplinados, inmaduros, descontentos y hasta como conspiradores o agitadores inclusive. Paulatinamente se van identificando tales rasgos a lo largo de las diferentes etapas de la vida, como sucede inicialmente en el núcleo familiar durante la infancia y la adolescencia, para luego también manifestarse como un patrón de conducta en las escuelas, en los sitios de trabajo, así como en otros grupos sociales del tipo de clubes, asociaciones, o agrupaciones religiosas a las que puedan pertenecer. De acuerdo a los reportes de grupos de padres de estos chicos y chicas, que han sido recopilados a través de investigaciones en diversas comunidades de otros países, se ha descubierto el hecho que desde muy temprano en su infancia, ellos tienden a ser mucho más independientes y a buscar su autonomía en comparación con otros niños. Se caracterizan además por poseer un estilo muy específico, en el que predomina la firmeza de sus decisiones y la resistencia a cambiar sus criterios, de modo que ya desde pequeños buscan separarse de sus padres y hermanos para explorar sus propios caminos, lo que naturalmente, también suele etiquetarlos como rebeldes, desobedientes o muy tercos.
Otra característica presente en estos chicos desde temprano en su infancia, es su tendencia al liderazgo, que es algo que se les da más fácilmente gracias a ciertos rasgos que poseen tanto físicos como psicológicos, que los hacen bastante atractivos y carismáticos, no sólo para otros niños o niñas de su edad, sino también para aquéllos que son mayores sean adolescentes o adultos. Como parte de ese mismo perfil, resalta además su tendencia a ser impositivos y dominantes, lo que los convierte en sujetos que siempre quieren salirse con la suya y lograr lo que desean, a costa de todo y generalmente sin que les importe mucho los medios que utilizan para ello. Es factible que inicialmente en la familia, y en los primeros años escolares, no sólo se les celebran tales características, sino que inclusive ello los coloca en posición de líderes en sus respectivos grupos de pares, quienes los siguen con mucha facilidad, hasta convertirlos en criaturas muy populares y de gran simpatía. Sin embargo, cuando tales rasgos se tornan demasiado exagerados, especialmente debido a que siempre buscan imponer sus reglas, juegos y criterios, sin permitir ni compartir la opinión y las ideas de los demás, a la larga los pares tienden a cansarse, para alejarse de ellos, hasta el grado de desertarlos por completo. Puede suceder que en ese punto, pierdan entonces su popularidad y su atractivo hasta permanecer solitarios y sin amigos por completo; pero en otros casos, hay quienes permanecen fieles a ellos, que son aquéllos que pueden y necesitan tolerar ese tipo de imposición y dominio. Esta situación no sólo se limita a lo que acontece durante la infancia, puesto que tales experiencias se pueden extender a lo largo de otras etapas de la vida como en el caso de los adolescentes y los adultos. El sujeto con TDAH manifiesta ese liderazgo no sólo por su simpatía, atractivo y carisma, sino también por sus rasgos de hiperactividad e impulsividad gracias a esa enorme carga de energía que posee, que lo empuja a mover a los demás y a ser “el alma de la fiesta”. Es importante mencionar entonces, como ese tipo de energía y liderazgo puede moverse en dos direcciones opuestas; por un lado la que le lleva a éste y a sus seguidores hacia una tendencia importante para beber, usar drogas o abusar de ellas y participar además en actividades agresivas, autodestructivas o incluso de tipo delictivo, que pueden resultar en consecuencias fatales especialmente entre los adolescentes y adultos jóvenes. Pero por otro lado, también se puede presentar la tendencia opuesta, en la que ese liderazgo se dirija hacia la participación en actividades deportivas, artísticas, competitivas y de trabajo, como una forma de canalizar esa energía en un estilo mucho más útil, positivo y productivo (Continuará).