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Nuestra Salud Mental / TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN CON HIPERACTIVIDAD (TDAH)

Dr. Víctor Albores García

ASOCIACION DE PSIQUIATRIA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C.

(PSILAC).

CAPITULO INTERESTATAL COAHUILA-DIRANGO DE LA

ASOCIACION PSIQUIATRICA MEXICANA

DÉCIMA QUINTA PARTE

Una de las tantas lecciones importantes que aprendemos en Medicina, sin importar el tipo de especialidad de que estemos hablando, es el hecho de que cualquier paciente con cualquier tipo de padecimiento, sin importar la edad, el género, su nivel socioeconómico y la etapa de la vida en la que se encuentre, puede presentar en forma paralela a su padecimiento inicial o principal, otros diferentes tipos de padecimientos. Comorbilidad es el nombre que le damos en Medicina a este fenómeno y es algo a lo que los médicos estamos acostumbrados a enfrentar. Por lo mismo, este conocimiento determina naturalmente el que nuestras evaluaciones clínicas traten de ser lo más detalladas y cuidadosas posibles, de manera que no descuidemos, ni nos lleguemos a olvidar entonces de la posible presencia paralela de otros padecimientos en el mismo paciente.

En el caso de quienes presentan TDAH, sucede exactamente el mismo fenómeno al que nos referimos. Por ello, es muy importante plantearnos la posibilidad de que otros trastornos puedan coexistir paralelamente con el TDAH, de acuerdo a lo que se ha detectado y reportado en una valiosa serie de proyectos de investigación, de tipo epidemiológico o longitudinal, que se han realizado en diferentes países, en grupos de individuos que presentan este tipo de trastorno. A continuación, se van a mencionar los principales trastornos detectados en tales estudios. De acuerdo a tales estadísticas, uno de los que se ha detectado con mayor incidencia tanto en niños como en adolescentes, ha sido el trastorno depresivo, que puede presentarse a cualquier edad y con los síntomas característicos de una depresión mayor o una distimia, síntomas que naturalmente se van a sumar y a entremezclar con aquellos síntomas que son típicos del TDAH, lo que en ocasiones puede causar cierta confusión en cuanto al diagnóstico. Como parte de dicha depresión en estos sujetos, podemos observar diferentes niveles de tristeza, acompañados en ocasiones con crisis de llanto espontáneo, con una baja importante en el estado de ánimo, acompañado además de fatiga, desinterés, desgano y asimismo, de pocos deseos de participar en las actividades que anteriormente disfrutaban, pero que ahora les son indiferentes. Tales síntomas suelen empujarlos hacia un estado de aislamiento y retraimiento, que los hace completamente irreconocibles, ya que generalmente suelen destacar por su hiperactividad e impulsividad, que más bien los presenta como individuos sumamente activos y extrovertidos. En la mayoría de los casos sin embargo, estos sujetos no pierden del todo sus síntomas característicos del TDAH, pero tienden a adquirir por momentos estos tintes oscuros o grises de su estado de ánimo, que no existían previamente.

En forma conjunta, se presentan asimismo ciertas dificultades en sus patrones del sueño y de la alimentación. En el primer caso, puede suceder que no logren conciliarlo con facilidad al acostarse, o que despierten con frecuencia durante el curso de la noche, con dificultad para volverse a dormir. Por otro lado, puede ocurrir lo contrario, especialmente en el caso de los adolescentes; es decir, que tiendan a dormir demasiado, no sólo por las noches en que aumentan sus horas de sueño y hasta les es difícil despertarse y levantarse por las mañanas, sino también durante el día, en que toman siestas exageradamente largas, o incluso se quedan dormidos en las aulas, lo que en estos chicos suele ser un síntoma importante a tomar en cuenta en su diagnóstico, ya que definitivamente se trata de un comportamiento poco común y hasta raro en ellos. En cuanto a la alimentación, puede suceder por un lado, que pierdan el apetito por completo y casi dejen de comer, lo que obviamente resulta en una baja del peso, falsamente atribuido a su gran inquietud. Pero por otro lado, pueden reaccionar en forma opuesta, al grado de que su apetito aumenta desmesuradamente y comen sin seguir orden alguno a todas horas del día o de la noche, con un resultante aumento de peso, que también se puede justificar en la familia como parte de su hiperactividad. En estos individuos, los sentimientos de tristeza, desánimo y desesperanza pueden alcanzar niveles tan severos que inclusive contemplen deseos de morir, con pensamientos pesimistas al respecto, y que en ocasiones los orillan a atentar contra su vida con resultados fatales. Ello puede suceder no sólo como consecuencia del grado depresivo en que se encuentran, sino también debido a esa impulsividad que les caracteriza, y que en un momento dado los puede empujar a suicidarse, sin siquiera llegar a pensar en lo que ello representa, ni en las repercusiones de tal acción. Un atentado semejante puede ser consciente o inconsciente, completamente instantáneo y espontáneo, como consecuencia de la desesperación del momento, que en algunos casos aparece como “un accidente” de auto o de motocicleta, o como “un accidente” al estar jugando con las armas (Continuará).

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