ASOCIACION DE PSIQUIATRIA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C.
CAPITULO INTERESTATAL COAHUILA-DURANGO DE LA
ASOCIACION PSIQUIATRICA MEXICANA
(VIGÉSIMA PARTE)
Además de los diferentes tipos de trastornos emocionales que se pueden presentar en forma paralela con el TDAH en los sujetos a cualquier edad, trastornos que se han descrito en las últimas semanas en esta columna, hay que tomar en cuenta también en forma igualmente importante ciertas complicaciones que pueden resultar en el seno de la familia, como parte de la dinámica que se desarrolla al convivir con ellos. En la práctica, se ha encontrado que pueden presentarse una serie de combinaciones ya sea en la relación con sus padres, quienes en un momento dado pueden presentar también el TDAH como adultos, o igualmente con sus hermanos o hermanas, cuando se trata de niños o adolescentes. Tales combinaciones suelen resultar en una serie de relaciones entre ellos, que en algunas ocasiones resultan más convenientes, complementarias y hasta satisfactorias, mientras que en otros casos, casi la mayoría, sucede todo lo contrario y se convierten en relaciones sumamente difíciles, conflictivas y de fricción y enfrentamiento. Debemos recordar, que el TDAH es un trastorno hereditario en las familias, por lo que generalmente suelen encontrarse varios miembros que lo presentan al mismo tiempo en mayor o menor grado, y con características diferentes para cada uno, ya sea que se trate de uno o de varios hijos, del padre, de la madre o inclusive en algunos casos de ambos padres.
A continuación se describirán algunas de estas combinaciones que han sido descritas en diversos proyectos de investigación, o que asimismo se han encontrado en la práctica cínica del consultorio. Cuando ambos progenitores lo presentan, el panorama suele ser más complicado debido a varios aspectos: en primer lugar, es posible que tales rasgos en cada uno de ellos tienda al enfrentamiento continuo y a la presentación de serios conflictos maritales, que inclusive llegan a terminar en la separación o el divorcio, sin que jamás se llegue a diagnosticar la presencia de este trastorno como causa del conflicto matrimonial. En segundo lugar, el hecho de que ambos padres lo presenten llevará implícito un mayor porcentaje de posibilidades de herencia del trastorno para uno o para varios hijos. Sin embargo, si sólo el padre o la madre lo presentan, puede suceder también que encuentre una pareja con características opuestas e inclusive complementarias, lo que facilitará el que se pueda mantener un equilibrio en la relación. Hay casos por ejemplo, en que el padre sea quien presente rasgos más marcados del TDAH, con tendencia a la impulsividad, hiperactividad, problemas de atención y concentración y tendencia al desorden y la desorganización en el hogar o en el trabajo. No obstante, se puede relacionar con una pareja que por el contrario, presente rasgos de tipo más obsesivo, meticuloso y ordenado, lo que por lo mismo ayudará a contrarrestar y a poner límites a los síntomas del esposo. O también puede suceder lo contrario, que sea la esposa quien padezca TDAH, y el esposo con sus rasgos de personalidad ayude a contrarrestar tales síntomas.
En cuanto a la relación con los hijos, la presencia del TDAH en el padre o en la madre, puede traer a su vez ciertos aspectos positivos, ya que para cualquiera de ellos podría ser más fácil identificarse con el hijo o la hija que lo presenta. De esta manera, al detectar tales rasgos como síntomas del trastorno, y reconocerlos como los síntomas que ellos mismos han padecido desde su infancia, ello los puede ayudar a ser más empáticos y comprensivos con sus hijos que lo presentan, al grado de llevarlos a la consulta profesional con mayor celeridad para proporcionarles un tratamiento específico más temprano. Para estos padres, ello puede marcar una gran diferencia, debido al hecho de que posiblemente ellos no hayan recibido ninguna ayuda como niños, y sin embargo como adultos, se han percatado de la necesidad de recibirla. Asimismo, este tipo de combinación permite que los padres capten y comprendan mejor los déficits de sus hijos tanto en el hogar, como en la escuela, y que inclusive busquen formas prácticas de ayudarlos en las labores y actividades cotidianas de uno y otro sitio. La dinámica familiar en estos casos, dando por hecho además, que la relación matrimonial sea armónica y equilibrada, se puede desarrollar en un estilo de mayor estabilidad, a pesar de los problemas que puedan surgir debido a los síntomas tanto de los adultos como de los hijos (Continuará).
Los mejores deseos para el próximo año 2008, para todos nuestros lectores, en espera de que esta columna pueda ser de ayuda y orientación sobre los temas tratados.