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Nuestra Salud Mental / TRASTORNO POR DÉFICTI DE ATENCIÓN CON HIPERACTIVIDAD (TDAH)

Dr. Víctor Albores García

ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C.

(PSILAC)

CAPÍTULO INTERESTATAL COAHUILA-DURANGO DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA

(NOVENA PARTE)

Podemos resumir entonces, después de revisar las columnas de semanas anteriores, que el TDAH es un trastorno que se puede prolongar a lo largo de la vida y que se manifiesta a través de estos tres síntomas principales: la dificultad para mantener la atención y la concentración, la impulsividad con la que se caracterizan sus acciones y decisiones, así como la hiperactividad o inquietud extrema que presentan; síntomas que de acuerdo a lo que se ha revisado, se pueden manifestar con determinadas variaciones más específicas durante la infancia, la adolescencia o la etapa adulta. A pesar de que éstos son los síntomas más reconocidos y nombrados, es necesario considerar otro rango de síntomas que se podrían considerar como secundarios, pero que también son bastante importantes y que frecuentemente se encuentran presentes en estos individuos a lo largo de su vida. En primer término se podría hablar de aquellos síntomas que tienen que ver con las reacciones emocionales de las personas que presentan TDAH, y uno de ellos es la posesión de una fina hipersensibilidad que les proporciona respuestas emocionales sumamente intensas, exageradas y hasta podría decirse que inadecuadas en ocasiones frente a los diversos estímulos ambientales que enfrentan en diferentes momentos de su vida. Este tipo de respuestas emocionales tan exageradas, suelen ser temporales y de corta duración, pero tienen la característica especial de traducirse además en cambios súbitos e intensos del estado de ánimo, que de un momento a otro en cuestión de minutos y a lo largo del mismo día pueden pasar de un estado de alegría, a uno de enojo y frustración, o a otro de tristeza, desesperanza o desánimo, en esa misma secuencia; lo cual suele confundir a las personas a su alrededor. En los niños, durante tales estados de enojo y frustración que inclusive se pueden convertir en terribles y verdaderas explosiones de ira tipo “berrinches”, suelen tirarse al piso, gritar con todos sus pulmones, llorar desconsoladamente, arrojar o romper objetos, y hasta golpear y agredir en diversas formas a quienes se encuentran cerca de ellos. Y sin embargo, inmediatamente después, en períodos muy cortos de tiempo, pueden cambiar por completo de ánimo y asumir una posición melosa, cariñosa y seductora hacia las mismas personas que atacaron previamente. Dichos cambios de ánimo, tienden naturalmente a desconcertar a sus padres o a las personas a cargo de ellos durante la infancia; pero lo mismo puede ocurrir en etapas posteriores ya sea como adolescentes o como adultos en lo que respecta no sólo a sus padres, hermanos y familiares, sino también a los amigos, maestros, compañeros, demás pares, parejas o adultos con los que mantienen relaciones.

Curiosamente, y en contraste con esa hipersensibilidad mencionada, diferentes investigadores que han estudiado a fondo este trastorno, han encontrado además que un cierto porcentaje de estos sujetos presentan un alto umbral para percibir y resistir el dolor. Se ha observado entonces, que aparentemente no parecen reaccionar a los estímulos dolorosos como sucede con la mayoría de las personas durante determinados incidentes, como sería el caso de los golpes, heridas, raspaduras, quemaduras, caídas, fracturas o inclusive lesiones más serias del tipo de las que llegan a enfrentar en cualquiera de esos accidentes, a los cuales están tan frecuentemente expuestos durante las diferentes etapas de la vida debido a sus rasgos de impulsividad e hiperactividad. Paralelamente y también en contraste con ese rasgo típico de hipersensibilidad, se ha descrito asimismo una especie de irritabilidad, insatisfacción y mal humor constante en ellos, que los hace quejarse y estar a disgusto con mucho de lo que los rodea en el ambiente en el que se mueven, e igualmente les sucede con respecto a las personas también cercanas a ellos, como es el caso de la familia, el ambiente escolar o laboral, dependiendo de la etapa de su ciclo vital en la que se encuentren. El resultado de estos síntomas que podríamos llamar como de tipo emocional, provoca en ellos una cierta incapacidad para lograr el gusto, la satisfacción y el placer por los objetos, las actividades, las relaciones interpersonales y en general por todas esas experiencias que se presentan cotidianamente como parte de su existencia (Continuará).

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