La luna de miel del presidente de México, Felipe Calderón, terminó de manera estrepitosa debido a factores ajenos a su Gobierno, pero que pegan a donde más duele a los ciudadanos: en la economía familiar.
El alza de la tortilla fue un golpe que Calderón no esperaba al inicio de su Administración, es cierto, es una situación ajena a su Gobierno, pero el grueso de la población no entiende de conceptos de libre mercado y de la Ley de la oferta y la demanda, para ellos lo único importante es tener alimento en su mesa. La tortilla es en gran parte de los hogares mexicanos el alimento que por su ahora supuesto bajo costo, permite que la comida rinda y como se dice popularmente la gente se ?llene? al comer.
En la última semana el precio de la tortilla se disparó a diez pesos, para el gobernador del Banco de México Guillermo Ortiz, lo anterior fue consecuencia de actitudes monopólicas y de especulación. Y es que si el kilo de maíz cuesta 2.20 pesos y las tortillas a diez, pues las cuentas no salen. De esta forma la mayor parte de lo que el consumidor paga se va a los intermediarios, quienes ciertamente tienen derecho a una utilidad, pero no a especular con el producto para generar una escasez artificial. Es aquí donde el Gobierno está obligado a actuar.
Ante los reclamos en las giras presidenciales, Calderón Hinojosa ya ordenó a su Gabinete tomar cartas en el asunto. Entre las medidas que anunciaron está la de sancionar a aquellos establecimientos que especulen con el precio de la tortilla, además de aumentar la importación de maíz en 650 mil toneladas para distribuirlas en todo el país.
El encarecimiento de los alimentos de consumo básico, entre éstos el huevo y la tortilla, entre otros, ha impactado severamente a las clases menos favorecidas económicamente, cuyos ingresos son insuficientes ante la escalada de precios registrada en los últimos días.
Es cierto, el Gobierno de Calderón no puede intervenir contra el libre mercado y la Ley de la oferta y la demanda, pero sí puede intervenir directamente para determinar acciones para frenar la especulación. Calderón está obligado a hacerlo ya que el problema comienza a tomar tintes políticos y en una mentira más, Andrés Manuel López Obrador ya empezó a culpar al presidente de la República por todos los males que aquejan a este país, a pesar que sólo lleva un mes en el poder.