La noticia del hallazgo de las osamentas de cuatro presuntos agentes federales cerca de Gómez Palacio volvió a cimbrar a la sociedad lagunera, que por desgracia en los últimos meses ha sido testigo de crímenes relacionados con el narcotráfico.
Las ejecuciones a plena luz del día en el vado del río Nazas en octubre, más el asesinato del líder de la Ccudepo, Jaime Meraz y el hallazgo de los agentes federales prenden los focos rojos y obliga a las autoridades a actuar de manera contundente y no con un ?blindaje? que hasta el momento ha arrojado escasos resultados.
Las clásicas declaraciones de las autoridades donde afirman que estos crímenes ?son hechos aislados? se vuelven inadmisibles, el problema del narco en la región existe y de nada sirve seguir negando su existencia. Es cierto, hasta el momento los crímenes se han ejecutado en la Laguna de Durango, pero éste no es un argumento sólido para que las autoridades de Coahuila mantengan el discurso de que somos un estado seguro y aún no alcanzamos los niveles de Nuevo León, Tamaulipas o Sinaloa.
Hasta el momento se desconoce el lugar donde fueron encontrados los cuerpos, el hermetismo de las autoridades ha provocado que los rumores se expandan generando desconcierto y alarma entre la sociedad. De acuerdo a la delegada de la Procuraduría General de la República, Aurora Mora, es la SIEDO quien está a cargo de las investigaciones.
Es necesario que del discurso pasen a las acciones; mucho se ha hablado de la necesidad de intercambiar información entre las autoridades municipales de la Comarca Lagunera para diseñar estrategias conjuntas, pero lo cierto es que todo se ha quedado en buenas intenciones, lo mismo ha sucedido a nivel estatal. El pasado viernes, día en que se descubrieron las osamentas, los equipos de comunicación social de los estados de Durango y Coahuila estaban más preocupados en desmentir el lugar donde se encontraron los cuerpos que en informar sobre los hechos.
Las autoridades deben entender que La Laguna es una zona conurbada, lo que sucede del lado de Durango afecta a Coahuila y viceversa, ante la ola de violencia ya no hay lugar para discursos territoriales. El problema de la narcoviolencia existe y amenaza con rebasar a las autoridades, si no es que ya lo hizo.