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Nuestro concepto/Más ejecuciones

La reciente ejecución de dos personas en el límite del municipio de Lerdo con Gómez Palacio en la Comarca Lagunera de Durango, pone en duda la eficacia del operativo de “blindaje” implementado en la región desde hace un par de meses.

Como se informó oportunamente, la tarde del miércoles 14 de marzo un comando armado con rifles AK-47, R-15 y pistolas nueve milímetros disparó unas 50 balas sobre un vehículo en el que viajaban dos jóvenes, de nombres Sergio Domínguez, originario de Cuernavaca, Morelos, y Óscar Rivera, de Gómez Palacio. Del medio centenar de proyectiles accionados, cuatro impactaron en la humanidad del primero y seis en el cuerpo del segundo, heridas que fueron suficientes para provocarles la muerte en el lugar de los hechos.

El crimen inmediatamente prendió los focos rojos de autoridades locales y representantes de organismos empresariales, quienes expresaron su preocupación y llamaron a reforzar el operativo de seguridad que coordina el Gobierno Federal.

Este nuevo hecho sangriento se suma a la serie de ejecuciones que han sacudido a la Comarca desde finales de 2006 y principios de 2007. En octubre pasado fueron asesinados los hermanos Carlos y Perla Gavira y el abogado Élfego Ramírez.

En enero de este año fue ultimado el ex dirigente estatal del PRD en Durango y líder de la organización de taxis Ccudepo, Jaime Meraz, junto con su esposa María de Jesús, su hijo Jaime y el chofer Jorge Alberto Vázquez.

En febrero, elementos de la AFI encontraron en terrenos del municipio de Lerdo los restos de los pilotos Rogelio Puig y Gerardo Rivera, el empresario regiomontano Arturo Vidal y del agente federal Gabriel Rangel, asesinados en julio de 2005.

Según las autoridades, el operativo en el que participan soldados del Ejército Mexicano y elementos de corporaciones policiacas de los tres niveles de Gobierno, tiene como objetivo “blindar” a La Laguna contra el crimen organizado, evitar que se repitan ejecuciones como las arriba mencionadas, inhibir la comisión de actos delictivos e incrementar la percepción de seguridad en la sociedad.

Los homicidios de Óscar Rivera y Sergio Domínguez, perpetrados a plena luz del día pese a los retenes y patrullajes, revelan que los objetivos del aparatoso despliegue policiaco-militar no se están cumpliendo.

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