Cada año electoral sucede lo mismo en la Comarca Lagunera. Semanas antes de que arranquen oficialmente las campañas para elecciones locales o federales, las calles de las ciudades se llenan de propaganda. Volantes, pendones, rótulos y anuncios espectaculares aparecen de la noche a la mañana en cada esquina, poste, barda o edificio. A donde quiera que voltee el ciudadano, encuentra un rostro acompañado por un nombre y ciertos colores.
Aunque faltan todavía cuatro meses para que se lleven a cabo los comicios para renovar ayuntamientos y diputaciones en Durango y un mes para que inicien oficialmente las campañas, Gómez Palacio y Lerdo ya están cubiertos de propaganda de los precandidatos a la alcaldía de los partidos gobernantes, PRI y PAN, respectivamente.
Los aspirantes aprovechan los vacíos existentes en la legislación estatal electoral en torno a las precampañas para poder colocar su imagen en todas partes con tanta anticipación. El afán por posicionarse en la mente de los ciudadanos antes que sus contrincantes, los lleva a utilizar esta estrategia de saturación. El problema es que todavía falta la propaganda de los abanderados de los otros partidos.
Para cuando llegue el día de la elección, el primer domingo de julio, las calles lucirán atiborradas de pendones, los cuales, a partir de ese momento se convertirán en basura electoral. Seguramente, como sucede siempre que hay comicios, pasarán semanas o meses antes de que los ex candidatos retiren esos desechos.
Toda esta situación, por supuesto, incomoda a la ciudadanía. Por eso, las autoridades deberían establecer un control más estricto en la utilización de espacios públicos con fines propagandísticos antes y después de las campañas, para evitar la saturación de las calles y sobre todo, que los partidos políticos dejen su basura por tiempo indefinido.
