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Nuevos museos en Torreón

Las laguneras opinan...

Rosario Ramos Salas

El festejo por los cien años de nuestra ciudad no ha terminado. En el término de una misma semana, abrieron sus puertas dos nuevos espacios museísticos. El Museo de los Metales y el Museo de la Revolución, que sumados al Museo Arocena pusieron a disposición de todos los torreonenses más de diez mil metros cuadrados de exhibición, una inversión superior a los ciento cincuenta millones de pesos y un horizonte enorme de posibilidades de cultura, arte, ciencia, educación, recreación y esparcimiento que con seguridad, enriquecerán la vida de todos los que aquí vivimos.

A estos nuevos museos, pronto se sumará, de acuerdo a lo ofrecido por las autoridades, en el término de un año, el Museo del Algodón. Este último estará ubicado en lo que fue la Hacienda del Torreón, la primera hacienda construida en La Laguna, lo que dará un nuevo significado al lugar que dio origen a nuestra ciudad e impulsará la regeneración y dignificación del sector Alianza.

Dicen que una ciudad sin museos es una ciudad sin futuro. Si atendemos a este dicho podemos decir que Torreón tiene un gran futuro.

Por ahí he escuchado decir que abrir un museo no es empresa fácil, menos es hacerlo en provincia, lejos de la capital del país y mucho menos es hacerlo en tan poco tiempo y con recursos escasos. Contar con estos nuevos espacios me hace pensar que cada día más laguneros, niños, estudiantes, maestros, se animarán a visitar sus museos, a disfrutar de sus colecciones o de sus temáticas e interpretar el mensaje que cada uno trata de comunicar.

Porque un museo requiere de que sea visitado. Es como la obra de arte, para completarla necesita que una persona, ya sea lector o espectador la lea, observe, la interprete, comprenda y reflexione sobre ella, para así darle un significado, que lo hará ser mejor persona, porque estará aprendiendo algo nuevo.

Al salir de visitar un museo, no somos la misma persona que éramos al entrar. Algo nuevo se queda con nosotros, algo nuevo nos llevamos. En la experiencia de visitar un museo tiene lugar el proceso de aprendizaje significativo.

Vivir esta experiencia es tomar conciencia de ello. Permite ampliar nuestros horizontes, nuestros puntos de vista, nuestro horizonte visual, estético, histórico. Comprenderemos más nuestra historia.

Tomemos por ejemplo una pintura de Diego Rivera o Saturnino Herrán o cualquier pintor que tenga su obra expuesta en la sala de un museo. Al observar -la pintura, nuestra mente pone en marcha un proceso de reflexión a partir de lo que observamos, los colores, las formas, las figuras. Internamente, en unos cuantos segundos, casi sin que nos demos cuenta, hacemos un análisis y una reflexión de todos estos elementos cargados de sentido. Viene luego la interpretación que dará a la obra un significado. ¿Por qué el pintor utilizó esos colores, por qué esas formas, por qué a Diego le gustaba pintar niños de origen indígena, por qué, por qué? Y el porqué se vuelve interminable, el que una obra provoque dudas es una buena señal de que estamos aprendiendo de manera inteligente.

Pensemos ahora en que cualquier visitante tiene esta posibilidad e interioriza estas reflexiones, que lo harán además disfrutar cada vez más de la experiencia estética.

Si hablamos de un museo de ciencias, ahí el contacto con las exhibiciones, con los objetos y materiales, estimularán la curiosidad del visitante que buscará conocer y comprender más sobre un tema científico. Se abrirán sus horizontes científicos y comprenderá un poco más sobre el mundo que habita, sobre el universo, las estrellas, la Tierra, los metales, cómo están hechas las cosas. ¿Cómo se extrae un metal del fondo de la tierra? ¿Cómo se forman los metales en las minas? Y los cómo continuarán hasta provocar en el visitante el deseo por investigar, buscar, leer para entender más el mundo.

En la visita a un museo de historia, que mejor que conocer la historia justamente donde se sucedieron los acontecimientos. Qué mejor que aprenderla con elementos museográficos modernos, que permiten al visitante interactuar con las exposiciones. Qué mejor que los niños y estudiantes complementen el aprendizaje en el aula con el que ofrecen estas aulas magnas llenas de historia, de arte y de ciencia. Mirar de cerca los personajes que hicieron la historia, conocer más sobre sus vidas, el porqué de sus acciones, cómo y dónde se llevaron a cabo los acontecimientos. Las dudas revolotearán en las mentes de los niños y los obligarán a preguntar, a buscar, a investigar. Magnífico. El proceso de aprendizaje estará haciendo su labor. Entender, reflexionar, interpretar, significar, abrir mentes y horizontes, imaginar, dialogar, crear y recrear para ser mejores personas.

Por ello que vengan más museos.

En la actualidad, existen cada vez más ciudades preocupadas y ocupadas en abrir museos nuevos, centros culturales, galerías de arte, rehabilitar espacios viejos, elaborar nuevas propuestas museográficas, que aportan a la población un crecimiento en su calidad de vida. Además de lo que estos centros de cultura aportan a la vida económica de una comunidad. Nuevas actividades económicas y comerciales florecen a partir de la apertura de un museo. Nuevas profesiones se requieren. Arquitectos, diseñadores, comunicólogos, curadores, museógrafos, historiadores, educadores, mercadólogos, científicos, entre otras.

Para conservar estos espacios necesitamos sumar entre todos. Con nuestra visita, estamos poniendo nuestro granito de arena, al mismo tiempo que aprendemos, disfrutamos y nos enriquecemos.

Enhorabuena para Torreón y que nuestros museos sigan creciendo.

garzara1@prodigy.net.mx

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