Nunca más la 'Temoseñal'

Cuauhtémoc Blanco vive última práctica en las instalaciones del Club América.

Nunca más Blanco, nunca más la "Temoseñal".

Nunca más porque ayer, en el nido de Coapa, Cuauhtémoc Blanco vivió su último entrenamiento con los amarillos.

Cierto es que el artillero ya no es el expreso de hace 15 años que iba por las canchas tumbando rivales como soldados de plomo. No, hoy Blanco es mucho más que eso. Se va con la aureola de máximo ídolo del americanismo, volcado en la despedida de su arquitecto, mientras están sumidos en una desventaja en la final mexicana, que los da por lapidados.

Pero eso parecía poco o nada importar ayer en Coapa. Todo estaba dispuesto para prolongar un homenaje a su capitán que empezó el viernes por la noche en el Azteca.

“Un día lleno de nostalgia, triste para el americanismo”, definiría Guillermo Cañedo, presidente del América, el momento de la partida del Temo, que a partir del Apertura 2007 tendrá un antes y después de Cuauhtémoc en las Águilas. “Blanco ha escrito páginas de las más gloriosas de esta institución y pasarán muchos años en el futbol mexicano para que pueda haber un jugador de esta dimensión”.

No por nada su número: el 10, será retirado de las playeras amarillas durante los próximo cinco años. Un hecho sólo comparable con aquel homenaje en el que se retiró el 8, luego de la época de Carlos Reinoso.

Pero nada era suficiente. Con todo y que se develó una placa conmemorativa para sus “logros y hazañas”, incluso fue necesario inmortalizarlo en el hierro de una banca propia, tal como la que tiene los nombres de Reinoso y Borja, sus dos antecesores en el altar de la idolatría azulcrema.

La práctica, en medio de la tensión de la final del futbol mexicana, fue para Blanco, Blanco, Blanco. Al menos para su número, el 10, repetido en cada una de las playeras que portaba el primer equipo, con la leyenda: “Eres Grande”, incluso el técnico Luis Fernando Tena, el vicepresidente Manuel Lapuente y hasta el presidente Guillermo Cañedo la portaban.

Todos bajo una consigna: “Blanco es insustituible”. Mientras que el protagonista de la hoy luchaba por retener las lágrimas ante los acordes de Las Golondrinas que el mariachi entonaba en despedida. “No me lo esperaba y no puedo decir otra cosa. Me voy muy contento”, decía Blanco.

El mismo sobre el que se cargan todas las esperanzas amarillas para una gesta que se antoja poco menos que imposible. Ir a Pachuca por el último título del Temo, que el mismo 10 tiene que buscar para despedirse en la cima.

Lo de ayer fue su despedida anticipada, porque no habrá más entrenamientos en Coapa, ni juegos con la azulcrema en el Azteca, ni bromas, ni reclamos, porque el último partido será en calidad de visitante, en una cancha ajena, el estadio Hidalgo, con la obligación de hacer la hombrada o resignarse a no ver nunca más la Temoseñal.

Lo despiden con mariachis en Coapa

El delantero Cuauhtémoc Blanco realizó este sábado su último entrenamiento con las Águilas del América y fue despedido con “bombo y platillo” por la directiva en las instalaciones del club en Coapa.

Jugadores y directivos, con camisetas con el número 10 y la leyenda “Eres grande” dijeron adiós al son del mariachi al ídolo azulcrema, quien además develó una placa en su honor.

Blanco jugará su último partido este domingo con las Águilas ante Pachuca, en el partido de vuelta de la final del futbol mexicano, y después deberá reportarse con el Chicago Fire de la liga profesional de Estados Unidos, con el que tiene firmado un contrato por cinco años.

Un jugador insustituible

Los “Cuauhtémoc Blanco” no se dan todos los días.

“Si se busca algo similar no se encuentra, no hay simplemente, hay que buscar al equipo para jugar con 11, pero no se puede ocupar el lugar de Cuauhtémoc.

“No sólo no prevalece el ‘10’ durante cinco años, van a ser muchos años para que vuelva a suceder, es un fenómeno muy especial Cuauhtémoc Blanco y va a perdurar por siempre”, dijo ayer Manuel Lapuente, director deportivo del América.

Desde que el ídolo Azulcrema aprobó la encomienda de enloquecer al brasileño Roberto Carlos en la Copa Confederaciones de 1997, la pupila de Lapuente se agigantó.

“No tuvimos la fortuna de ganar, pero quería probar a Cuauhtémoc y obviamente dije éste y 10 más”, confesó.

Blanco tiene 10 torneos disputados desde su regreso del futbol español, nueve con las Águilas, y fue artífice del título del Clausura 2005.

Además, su desempeño y protagonismo con la casaca amarilla quedaron grabados en la memoria de los americanistas que ya lo echan de menos, empezando por Guillermo Cañedo White, presidente del equipo.

“Jugadores de esta categoría no son sustituibles, son fenómenos que suceden cada muchos años. Se va a poner un sistema de trabajo que permita hacer ver un poco menos su falta, pero en el fondo no hay manera de suplir a un jugador de estas dimensiones”, afirmó.

Aún no se marcha, pero el directivo ya lo visualiza en unos años en el Nido, aunque no necesariamente como jugador.

“Como lo que él quiera, como lo que el tiempo vaya dictando y mandando. Es un hombre de esta institución y siempre tendrá las puertas abiertas”, dijo Cañedo. (Agencia Reforma)