EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Oaxaca, Chiapas| Plaza Pública

Miguel Ángel Granados Chapa

Pasado mañana habrá elecciones en Oaxaca y Chiapas. En aquella entidad, donde el cinco de agosto se efectuaron comicios legislativos, la jornada se constriñe a la sustitución de ayuntamientos. En ésta la elección comprende a alcaldes y diputados. Las dos entidades muestran peculiaridades estructurales y en la coyuntura que les confieren importancia e interés. Infortunadamente, en ambas también los procesos estuvieron jalonados por agresiones que, si bien no se han generalizado, podrían tensar en extremo, en algunas comarcas, la jornada dominical.

En Oaxaca hay 570 municipios, pero este domingo siete se efectuarán elecciones sólo en 152. En 1995, merced a una multitud de factores, el gobernador Diódoro Carrasco (entonces priista, después secretario de Gobernación y hoy diputado panista) promovió dos reformas, a la Constitución local y a la legislación electoral, para ofrecer a los municipios la opción de escoger su régimen electoral. Hoy son 418 los que designan a sus autoridades conforme a sus usos y costumbres. Se reconoció así una realidad que estaba deformada por la necesidad de dar cobertura formal a hechos de la cultura comunitaria. Los pueblos elegían en asambleas a mano alzada y sin postulación partidaria a quienes ejercerían los cargos en periodos anuales, no cada tres años como establece la legislación que regula la vida municipal. Cuando llegaba la jornada electoral institucional se daba forma a aquellas decisiones, como si hubieran sido adoptadas en las urnas. Desde hace doce años, en cambio, las comunidades que prefirieron mantener su régimen tradicional lo hacen valer y escogen conforme a sus calendarios a sus autoridades.

Es muy probable que en los municipios donde se votará este domingo prevalezca la dominación priista que se revitalizó hace dos meses, cuando el Gobierno de Ulises Ruiz obtuvo el triunfo de los 25 candidatos de su Partido en otros tantos distritos, la totalidad en que se elige la representación de mayoría que se completa con 17 de representación proporcional. La oposición olvidó sus experiencias exitosas de 2004 y del año pasado. Hace tres, Convergencia, PAN y PRD se unieron tras la candidatura de Gabino Cué y provocaron una movilización que casi alcanzó a superar las añagazas que al final sirvieron a Ruiz para hacerse del Gobierno. Aun sin obtener la gubernatura, aquella alianza mostró que en Oaxaca, donde avasallaba desde siempre, podía batirse al Partido invencible. La experiencia se reeditó en 2006. Aun sin la presencia panista, la Oposición unida barrió al PRI, que no sólo perdió en esa entidad la elección presidencial (a diferencia del pronóstico que el gobernador había vendido a su amigo Roberto Madrazo), sino también los cargos legislativos en disputa. La coalición Por el Bien de Todos obtuvo las senadurías por mayoría y nueve de las once diputaciones federales.

Pero esa alianza del PRD, PT y Convergencia no prevaleció. Aunque esos partidos integran, para otros propósitos políticos el Frente Amplio Progresista, no han podido mantenerse juntos en procesos electorales. Así separados acudieron a la elección legislativa de agosto y así van a la de pasado mañana. Huelga decir que tal desunión garantiza una nueva victoria del PRI, que gobierna en 77 municipios, mientras que el PRD lo hace en 47 y el PAN en 20.

En Chiapas la jornada del domingo es para elegir 118 ayuntamientos y 24 diputados (a los que se sumarán 16 de representación proporcional). Desde agosto de 2000, cuando un candidato opositor, mediante la alianza más amplia hasta entonces conocida logró quitar al PRI el monopolio del Poder Ejecutivo, el sistema de partidos se ha alterado notoriamente respecto de las pautas federales, aunque el PRI siga siendo el partido más votado si se les mide individualmente.

Aunque el dos de julio Andrés Manuel López Obrador superó con más de doscientos mil votos al candidato presidencial del PRI, los candidatos de este Partido alcanzaron las senadurías (en alianza con el Partido Verde) y siete de las doce diputaciones federales. Siete semanas después, la misma coalición lopezobradorista (PRD, PT y Convergencia) ganó apretadamente la elección de gobernador con 47.2 por ciento contra 46.6 por ciento del candidato priista al que se unieron a última hora los aspirantes de otros partidos, incluido el PAN. Puesto que el triunfador había pertenecido hasta dos meses antes del 20 de agosto al PRI y transitó a la Oposición sólo ante la imposibilidad de que lo postulara su propio Partido, puede afirmarse que gobierna un priista, que ahora encabeza a una fracción del priismo, a la que cobija con las siglas del PRD y a una fracción de este partido, que ha quedado debilitado por el control que sobre él ejerce el gobernador Sabines, entusiasta calderonista.

Los partidos llegan a la jornada del domingo sin una estrategia general y con tácticas regidas por las características regionales. Así se aprecia por las combinaciones en los municipios más poblados. En la capital, Tuxtla Gutiérrez, tal vez triunfe la coalición Por el Bien de Chiapas, a cuyos tres componentes nacionales se agregó el Partido Verde. Éste, en cambio, va aliado con el PRI en San Cristóbal de las Casas, mientras que cada uno tiene su candidato a Tapachula. En la capital, que gobernó por varios trienios, el PAN se asoció con el Panal en la Alianza Para Vivir Mejor que, sin ese nombre, se repite en San Cristóbal. En Tapachula, en cambio esos dos partidos presentan cada uno su propia candidatura.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 302117

elsiglo.mx