El incumplimiento de los tiempos en el inicio y desarrollo de obras públicas está causando serios problemas a Torreón. En primer lugar están las molestias que los trabajos de por sí ocasionan a transeúntes, ciclistas, motociclistas y automovilistas, molestias que, si bien son tolerables por el beneficio que suponen las obras para el futuro, deben ser reducidas por la autoridad al mínimo posible y evitar que se prolonguen por tiempo indefinido. Por otra, está el afeamiento de una ciudad que se encuentra en pleno año del Centenario, significativa celebración que no se volverá a vivir sino hasta dentro de tres generaciones.
2006 fue un año de promesas, tanto del Gobierno Estatal como del Municipal. Con gran optimismo se anunció un paquete de 16 obras viales para Torreón, la disposición de recursos extraordinarios para las fiestas de los 100 años y la ejecución de proyectos para el rescate de Centro Histórico. No sólo eso. La Administración de Humberto Moreira se comprometió a reconstruir el Distribuidor Vial Revolución, esa ?magna obra para 100 años? realizada en el sexenio de Enrique Martínez, que no llegara al lustro.
Con todas estas promesas podía uno imaginarse entonces para la segunda mitad de 2007 una ciudad remozada y con vialidades fluidas, lista para los festejos de su Centenario. Hoy, a seis meses de la gran celebración, varias obras ni siquiera han iniciado y las que ya arrancaron, van atrasadas en su construcción.
El rezago más evidente es del Gobierno de Coahuila. De los 16 proyectos aprobados hace un año por el Comité Técnico del Impuesto Sobre Nóminas (ISN), la ejecución de cinco, las de mayor envergadura, le corresponden al Estado, a saber: la modernización de la carretera a Santa Fe, la ampliación de la antigua carretera a San Pedro, el sistema vial Nudo Mixteco y los puentes bulevar Constitución-calzada Abastos y bulevar Independencia-calzada Abastos. De estas obras, sólo la primera ha concluido, ya que la segunda está atrasada y las últimas tres apenas comienzan. Además, la Administración Estatal tiene pendiente aún la elaboración o ajuste de otros dos proyectos, que son la reconstrucción del DVR y el paso a desnivel Alianza.
Por parte del Ayuntamiento de Torreón, de las 11 obras programadas en el comité del ISN que le corresponden, cuatro tienen demora en sus tiempos de construcción, a saber: la modernización de la avenida Juárez oriente, el par vial Comonfort-Francisco I. Madero, el par vial Paseo del Tecnológico-avenida Manuel Gómez Morín y la modernización del bulevar Juan Pablo Segundo. Dos más no han arrancado todavía: el puente del entronque de la calzada Iberoamericana y la carretera La Unión-La Partida y la prolongación del Diagonal Las Fuentes hasta el bulevar Laguna.
Pero el Gobierno Municipal tiene otros proyectos, enfocados -la mayoría- al rescate del Centro Histórico. Entre ellos, destaca la ampliación del Canal de la Perla, el estacionamiento bajo la Plaza de Armas, el siempre postergado Pabellón Hidalgo y la reubicación de los comerciantes informales y las trabajadoras sexuales, añejo anhelo este último. De estas obras, únicamente la primera ha iniciado, pero está suspendida y es objeto de inspección por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), debido a las anomalías cometidas por las autoridades locales en su desarrollo.
Si duda, a los dos gobiernos les ha fallado la planeación. El panorama es desalentador. Repito: faltan seis meses para el aniversario 100 de la ciudad. Vamos a suponer que Estado y Municipio dan celeridad a las obras atrasadas y echan a andar en estos días las que faltan; el resultado sería un Torreón festejando en medio de zanjas, máquinas y montones de tierra, algo parecido a una ?zona de desastre?, porque difícilmente se concluirían los trabajos antes de septiembre, o sea, en 180 días. En el caso de que todo siguiera desarrollándose con la lentitud de hasta ahora, además de tener zanjas, máquinas y tierra, muchos de los proyectos anunciados para este año ni siquiera habrían iniciado.
Creo que la única salida, a estas alturas, es que las autoridades locales y estatales concluyan cuanto antes las obras que están atrasadas y definan cuáles proyectos pueden llevar a cabo simultáneamente afectando en lo mínimo a la ciudadanía y dañando lo menos posible la imagen de Torreón en su Centenario. El tiempo se viene encima. La coordinación y organización son hoy la clave.