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AQUISGRAN, FRANCIA.- Una monja francesa narró ayer cómo fue “curada” del mal de Parkinson por Juan Pablo II, un relato que podría llevar a la canonización del fallecido Pontífice.
“Para mí, es como nacer por segunda vez”, dijo con una sonrisa amplia la hermana Marie-Simon-Pierre, de 46 años, en conferencia de prensa.
La religiosa, cuya identidad era hasta esta semana uno de los secretos más preciados del Vaticano, se abstuvo de calificar su recuperación de milagro pues dijo que eso correspondía a la Iglesia Católica. Pero declaró que su vida había “cambiado totalmente” desde que sus síntomas desaparecieron súbita e inexplicablemente en 2005.
Con voz clara y carácter desenvuelto, Marie-Simon-Pierre dijo que en 2001 recibió el diagnóstico del mal de Parkinson. Los síntomas empeoraron con el tiempo al grado que le era casi imposible conducir, tenía dificultades para caminar y el brazo izquierdo le colgaba sin movimiento.
Como el entonces Pontífice padecía la misma enfermedad, pero más grave, no podía soportar verlo en televisión porque, dijo, era muy impactante.
Cuando observaba a Juan Pablo II “me veía en los años por venir”, expresó.
Exactamente dos meses después de la muerte de Juan Pablo II, la noche del dos de junio de 2005, descubrió que ya estaba curada.
Cuando estaba en su cuarto luego de las oraciones vespertinas, afirmó, una voz interna la instó a tomar un bolígrafo y escribir.
Lo hizo y quedó sorprendida al ver que escribía con claridad a pesar de que la enfermedad la obligaba hasta entonces a garabatear.
Entonces se fue a dormir y al día siguiente amaneció temprano con la sensación de que estaba “completamente transformada”.
“Me di cuenta que mi cuerpo ya no era el mismo”, dijo.
“Estaba convencida de mi curación”, manifestó al asegurar que desde entonces no ha tomado medicinas.