Tras la ola de violencia que se vivió la semana pasada en la Comarca Lagunera, la reflexión es obligada. Por varios días el temor estuvo presente en la población que vivió una realidad inédita, una realidad que creíamos exclusiva de estados como Nuevo León y Tamaulipas, pero que por desgracia no es así.
La violencia exige una respuesta de la sociedad civil más allá del trabajo que realizan las autoridades. Obviamente no se trata de hacerle al policía y asumir actitudes de héroe, como ciudadanos nuestra mejor respuesta es el vivir sin miedo al salir a las calles y denunciar de manera anónima aquellas actitudes sospechosas que veamos a nuestro alrededor.
Mucho del miedo que se vivió la semana pasada fue provocado por los rumores. Así nos enteramos de balaceras que nunca ocurrieron, ejecutados que nunca existieron, pero que sin embargo la gente daba por hecho gracias a las confirmaciones de un familiar o amigo. Por espacio de una semana la violencia fue el tema en las reuniones sociales, a la hora de la comida. El rumor fue el gran protagonista generando un miedo gratuito.
Las autoridades de los tres niveles de Gobierno están obligados a diseñar estrategias adecuadas para solucionar el problema de la violencia, pero los ciudadanos también podemos cooperar realizando denuncias anónimas y sobre todo no fomentando rumores que muchas veces distraen a las autoridades con falsas alarmas. Vivamos nuestra vida de forma normal, no debemos permitir que el miedo nos paralice, por eso hagamos oídos sordos a los rumores que finalmente sólo son eso.
