Un grupo de médicos cubanos operó de cataratas a Mario Terán, el hombre que asesinó a balazos al mítico guerrillero argentino Ernesto 'Che' Guevara el 9 de octubre de 1967 en Bolivia, informó el diario oficial Granma.
Con el título "Che vuelve a ganar otro combate", el órgano del gobernante Partido Comunista publicó una nota en la que relató que Terán pidió -a través de su hijo al periódico El Deber de Santa Cruz- que divulgaran una nota de agradecimiento a los galenos cubanos.
La cirugía fue posible ya que el gobierno de Cuba mantiene en esa nación sudamericana un contingente médico que participa en la Operación Milagro, un programa de cirugías oftalmológicas que se ha extendido a varios países del continente.
"El hijo de este señor se presentó en el periódico 'El Deber' de Santa Cruz de Bolivia con el ruego de que publicaran una nota de agradecimiento a los médicos cubanos que habían devuelto la vista a su anciano padre" tras operarlo de cataratas, relató la publicación.
"El padre del boliviano agradecido es Mario Terán", escribió Granma al agregar que Terán fue el sargento "que asesinó al comandante Ernesto Che Guevara el 9 de octubre de 1967, en la escuelita de La Higuera".
Un día antes, el compañero de armas del hoy convaleciente presidente de Cuba, Fidel Castro, había caído herido durante un combate en la Quebrada del Yuro.
"Al recibir la orden de sus jefes, tuvo que acudir al alcohol para llenarse de valor y poder cumplirla. El mismo narró después a la prensa que temblaba como una hoja ante aquel hombre, a quien en aquel momento vio 'grande, muy grande, enorme'", anotó el rotativo.
"Ché, herido y desarmado, sentado en el piso de tierra de la humilde escuelita, lo observó vacilante y temeroso y tuvo todo el coraje que le faltaba a su asesino para abrirse la raída camisa verdeolivo, descubrirse el pecho y gritarle: 'No tiembles más y dispara aquí, que vas a matar a un hombre'", anotó.
Terán, quien cumplía órdenes de los generales René Barrientos y Alfredo Ovando de la Casa Blanca y de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), respectivamente, "disparó sin saber que las heridas mortales abrían huecos junto a aquel corazón para que continuara marcando la hora de los hornos".
"Che ni siquiera cerró sus ojos después de muerto, para seguir acusando a su asesino", apuntó el periódico oficial.
Guevara intentó consolidar en la selva boliviana un foco guerrillero que, según su percepción, irradiará la revolución hacia el resto del continente, pero acontecimientos adversos hicieron fracasar el plan y culminaron con su muerte y la de la mayoría de sus correligionarios.
Tras varios años de desconocer dónde habían sido enterrados sus restos, ellos fueron descubiertos y trasladados a Cuba donde hoy reposan en el Mausoleo al Che Guevara, en la ciudad central de Santa Clara, por donde han desfilado miles de visitantes extranjeros.
De acuerdo con Granma, Mario Terán, no tuvo que pagar un sólo centavo por haber sido operado de cataratas por médicos cubanos en un hospital donado por Cuba e inaugurado por el presidente Evo Morales, en Santa Cruz.
"Anciano ya, podrá volver a apreciar los colores del cielo y de la selva, disfrutar la sonrisa de sus nietos y presenciar partidos de futbol", dijo.
"Pero -señaló- seguramente jamás será capaz de ver la diferencia entre las ideas que lo llevaron a asesinar a un hombre a sangre fría y las de este hombre, que ordenaba a los médicos de su guerrilla que atendieran por igual a sus compañeros de armas que a los soldados enemigos heridos".
"Como siempre lo hicieron en Bolivia, al igual que antes lo había hecho en las montañas de la Sierra Maestra, por órdenes estrictas del Comandante en Jefe Fidel Castro", expresó la nota.
"A cuatro décadas de que Mario Terán intentara con su crimen destruir un sueño y una idea, Che vuelve a ganar otro combate y continúa en campaña", concluyó Granma su nota que coincide con los actos en la isla para recordar el 40 aniversario de su muerte.
