MÉXICO, DF.- De mirada profunda, caminar seguro y rostro curtido por el sol y el viento, el trabajo y los años, Edward James Olmos, cineasta emblemático del chicano, dijo con orgullo: “Yo fui el primer Olmos nacido en Estados Unidos”.
Vino a México para tomar parte activa en el I Festival de Cine Chicano. Ayer regresó a la Unión Americana porque él es un hombre en permanente movimiento, en perpetua dinámica. Vive la vida produciendo y actuando proyectos comunitarios.
Luego se refirió a su genealogía. “Mi hermano nació en México, como mi papá; mi mamá en Los Ángeles; mis abuelos fueron aliados de los hermanos Flores Magón, por eso tuvieron que huir a Estados Unidos cuando estalló la Revolución Mexicana”.
O sea, que de sangre le viene lo rebelde, lo contestatario, el deseo de no dejarse aplastar por la injusticia. Y ese sentimiento lo comparte con los suyos, con los chicanos, los méxico-americanos.
“Conozco mi historia, pero no por la escuela estadounidense”.
En ese contexto histórico social, James Olmos se define como un orgulloso chicano, porque hace apenas dos meses obtuvo la nacionalidad mexicana. “Obtenerla me llevó más de medio año de esfuerzo, muchas solicitudes, profusas justificaciones y tiempo”.
Recordó que fueron muchísimas las veces que tuvo que repetir su historia: que sus padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos y así hasta la prehistoria, fueron mexicanos. “Hasta tuve que contarles que mis ancestros fueron los Flores Magón, revolucionarios mexicanos”.
Edward James Olmos tuvo su primer acercamiento con la mexicanidad, con su historia familiar, a través de los olores y los sabores de la cocina mexicana. De hecho, reconoce que las primeras palabras que aprendió en español fueron chile, tortillas, café con leche y frijoles.
La primera vez que visitó México tenía escasos 10 años de edad y nunca había estado en las instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Ahora, en esta visita, conoció la Filmoteca y quedó gratamente impresionado por su acervo.
Manifestó su deseo de profundizar sus estudios (ya amplios a estas alturas) sobre la historia nacional, “porque en Estados Unidos, en 12 años de escuela obligatoria, apenas se dedican unas cuantas horas a la historia de México, sus héroes y desarrollo”.
Ese amor por México lo ha llevado a crear películas, cortos y largometrajes donde los documentales permean su visión chicana. No es gratuito que se le reconozca como la voz latinoamericana en Hollywood y en otras naciones.
Con todo, no se siente mal por haber nacido, crecido y estudiado en Estados Unidos. “En Los Ángeles somos mayoría con 60 por ciento de la población. Lo mejor de todo, es que cada día somos más, por los que llegan y los que se reproducen”.
En el marco del I Festival de Cine Chicano, que se desarrolla del 27 de noviembre al 2 de diciembre en esta ciudad, Olmos ofreció una conferencia magistral, presentó algunas de sus producciones y se dio tiempo para platicar sobre su vida y obra.