La gente de antes no es la de ahora
antes había gran caridad
antes tenían noche y aurora
y confundían amor y piedad.
Qué gente hermosa nos crió a nosotros
dándose sin reparos y por entero
y con paciencia y sin regaños
nos educaban con mucho esmero.
Gente muy buena de gran madera
que infundían un gran respeto
haciéndose todo a su manera.
Vivían para uno y por si acaso
daban amor del más completo
Dios los bendiga siempre hoy en su ocaso.
Del libro:
En el Alarido de lo Inmarcesible.