Una felicitación, para una bella dama
que como pedacito de estrella Dios envió.
Dichosa porque fuiste la luz de la mañana
la que por encima de todos se elevó.
Dichosa por dejar formada una amalgama
dichosa porque hiciste llorar al corazón
dejando una gran huella en el alma humana
vivo y gran ejemplo que hermana la razón
amando a todo humano, uniendo lo mundano
dichosa porque fuiste prodigio maternal
plasmado con tu ejemplo dejaste oro untado
deseando en ti coloquen corona celestial...
Del libro: En el Alarido de lo Inmarcesible.