A partir del 13 de octubre de 2005 Jesús Rendón es párroco de la comunidad del Templo de San Juan Bautista de Analco.
Fue creador del Coro del Seminario Mayo y Colegio Sor Juana Inés de la Cruz
Presbítero, director de coros, beisbolista y anotador, teólogo, maestro, corresponsal… esto es sólo un preámbulo, pues quienes conocen al Padre Rendón, como cariñosamente se le llama, saben que en su vida hay mucho más para contar. “Yo también tengo pedigrí”, dice sonriendo al recordar algunos de los capítulos de su historia personal.
Lo conocí en el Colegio Sor Juana Inés de la Cruz en la clase de Catecismo que impartía en la primaria. Era “el padre de la voz fuerte”, pero aún faltaba mucho por conocerle. ¿Cómo saber que detrás de esa risa pronta se escondía un espíritu sensible, capaz de dirigir más de 70 voces para presentar conciertos que han hecho vibrar a la Catedral?
Jesús Rendón Ayala nace en Chalchihuites, Zacatecas, hijo de Salvador Rendón Quezada y Juana Ayala Alvarado. Su primaria la cursó en Chalchihuites, para después entrar al Seminario Menor en la ciudad de Durango.
Es todo un personaje y para algunos no es fácil tenerlo enfrente. Pero me animo y comienzo lo que será una grata conversación…
¿Cómo fue el llamado?
¿El llamado? –Pregunta más para sí mismo, detrás de un escritorio donde las partituras de música, anotaciones y libros católicos abundan- Pues lo que pasó fue que me entusiasmé con un grupo de seminaristas que fueron de vacaciones a mi pueblo.
Luego de ese encuentro lo decidí y entré al Seminario Menor, donde tuve excelentes maestros como el doctor Nicolás Hernández, el padre Felipe Pérez Gavilán, Antonio Saavedra. Ahí me enamoré del latín, mi materia favorita, pero lo verdadero llegó después, en el Seminario Mayor, cuando estudié Teología con el canónigo don Francisco Ferreira, quien despertó en mí el gusto por esta asignatura.
¿Y el Coro? Hoy usted es famoso por el Coro y los conciertos de Navidad…
Permíteme tantito, si apenas salí del Seminario –dice al mismo tiempo que suelta una carcajada.
Como terminé los estudios sin tener la edad requerida para la Ordenación Sacerdotal estuve un año colaborando en el Seminario Menor en la materia de Español. Luego me enviaron al Colegio Piolatino, en Roma, para que estudiara Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana.
Cuando regresé, en 1960, desempeñé el cargo de Subprefecto de Disciplina del Seminario Mayor y Profesor de Latín y Griego, y… ¡ahí fue donde empezó el Coro!, en el Seminario Mayor.
¿Y el ministerio sacerdotal, cómo se dio?
La mayor parte la desempeñé siendo capellán de diversas casas religiosas y colaborando en algunos templos, así como asistiendo a la comunidad de la colonia Santa Fe… ¿Quieres saber más? –¨Me pregunta una vez que los recuerdos tal vez comienzan a despertar-.
Sí padre, quiero saber, le respondo. Quiero saber todo lo del Coro, los conciertos que llenan Catedral, los ensayos a las 3:00 de la tarde en el colegio, cuándo fue mixto, es decir, todo.
Los ensayos en el Seminario comenzaron en 1960, pero en 1966 fui llamado al Colegio Sor Juana Inés de la Cruz para formar el Coro a petición de la entonces directora, Esperanza Ruiz. Pero hay que agregar que en 1963 el rector de Seminario, el presbítero Jesús Soto Alvarado, instituyó el concierto de Navidad en Catedral.
En 1974 se logró conjuntar a los coros del Seminario Mayor y el del Colegio Sor Juana, presentándose el primer concierto en esta modalidad en la Navidad de ese año, el que continuó realizándose hasta la Navidad del 2004.
Los repertorios eran villancicos, propios de la temporada, pero también sobresalieron obras de grandes músicos clásicos como Vivaldi, Bach, Handel, Mozart, entre otros, pero uno llegó a ser muy especial: La interpretación del oratorio “El Mesías”, de Handel.
Debo mencionar que otros conciertos clásicos fueron con el acompañamiento de la Sinfónica de la Ciudad de Guanajuato y la de la Universidad Juárez del Estado de Durango, con la interpretación de la Novena Sinfonía de Bethoveen.
Debe haber habido muchas ocasiones especiales, pero ¿cuál podría ser una de las más especiales?
Por supuesto que la participación del Coro durante la visita de Su Santidad Juan Pablo II a la ciudad de Durango, en mayo de 1990, además del concierto inaugural del Teatro Ricardo Castro.
Ahora, después de mi salida del Seminario, a sugerencia de algunos ex alumnos se formó un nuevo Coro masculino llamado Miguel Bernal Jiménez, integrándose el Coro del Sor Juana y el miércoles 19 de diciembre, en el Teatro Ricardo Castro, se presentó acompañado de la Orquesta de Cámara.
Entre todo lo que hay para contar de usted existe una faceta muy interesante: El beisbol, ¿qué dice el beisbolista? (Cuando escucha la pregunta su rostro se ilumina).
Fui anotador, ¡y no lírico!, me preparé con dos cursos como anotador profesional, además fui corresponsal de varios periódicos. Si se trataba de jugar, ser primera base era mi posición favorita y mi equipo son los Dodgers de Los Ángeles… pero iremos por partes.
Participé a nivel profesional desempeñándome como anotador profesional de los Alacranes de Durango en la Liga Mexicana y en la Liga Anabe (Asociación Nacional de Beisbolistas).
En el terreno amateur jugué con varios equipos; formé y dirigí por varios años el equipo representativo de beisbol del Seminario. De mis jugadores favoritos puedo mencionar a Fernando Valenzuela, lo admiré en su tiempo, además sigo el desempeño de los que destacan en las Ligas Mayores.
¿Satisfacciones?
¡Uuuh, muchas! Es un deporte apasionante, de echarle cabeza, el más completo.
Alguna satisfacción… puedo decir que el 15 de octubre de 2005 la Liga de Veteranos Lázaro Cárdenas realizó un homenaje a personalidades deportivas del beisbol, entre ellos Trini Ruiz, Alfonso López y tu servidor. Se colocaron placas conmemorativas en el estadio de la Sección 7.
La entrevista parecía terminada, el tiempo manda en la agenda, pero los temas apenas se habían tocado, era mucho más lo que había para seguir ahí toda la tarde. Entonces me invitó a un recorrido por el Templo de San Juan Bautista de Analco, donde ahora ejerce su ministerio. Ahí volvió el entusiasmo y el empeño de quien sabe y le gusta lo que hace.
“Aquí ya pusimos vitrales nuevos, se cerró el atrio para alejar a quienes lo tomaban como cancha de basquet o para patinar, les recordé que era la casa de Dios”, me explicó.
Una última pregunta Padre Rendón –me atreví a sugerir porque el asunto aquél era para mí de suma importancia y no me podía ir sin obtener la respuesta que, por tanto tiempo, aguardé-. Me paré frente a la puerta del templo antes de despedirme.
Adelante, respondió.
¿Por qué nunca me aceptó en el Coro del Sor Juana?
Entonces una gran sonrisa le invadió el rostro y verdaderas e impensadas carcajadas le tomaron desprevenido. Cuando por fin pudo tranquilizarse un poco me dijo: “Veamos, cántame Las Mañanitas”.
Aspiré hondo, tratando de capturar todo el aire posible; enseguida comencé una especie de murmullo con las mejores intenciones de canto...
Me escuchó con toda su atención. Cuando terminé me dijo desde su proverbial seriedad: “Aún no, vente el próximo año, a lo mejor te afinas”. De nuevo fueron sus carcajadas sonoras, las mismas que parece que aún escucho.
Mucho se quedó en el tintero: Su pasión fundamental, la Teología, con la explicación del acontecimiento de la Resurrección, el suceso de los sucesos. Quienes han tomado clases con él saben que cuando el Padre Rendón habla de la Resurrección se transforma, la mirada se le enciende y la autoridad del que sabe destila por su voz. También están el misterio de la Trinidad, la historia de la Salvación y la vida del hombre sobre la tierra.
La veneración especial hacia su madre, “una santa”, dice el Padre Rendón; la extensa familia integrada por los sacerdotes que aprendieron con él en las aulas del Seminario; las muchas generaciones a su cargo en el Instituto de Teología; pero también los juegos de beisbol de la juventud, los primeros días en el Magisterio. Mucha es la vida que ha escrito.
Es un hombre pleno, entregado a Dios, que sabe que el deber está hecho cuando, como en los conciertos de Navidad, se baja el telón y el aplauso de la gente aún se escucha.
Colofón: A partir del 13 de octubre de 2005 el padre Jesús Rendón Ayala funge como párroco de la comunidad eclesial de San Juan Bautista de Analco, al tiempo que continúa su trabajo como director de los coros.