La Salud y la Alegría son dones supremos para nuestra felicidad
Hay cosas que parece que las sabemos muy bien y que no necesitamos que nos las repitan. Otras veces, esas cosas las aceptamos como ciertas, pero en el fondo de nuestro corazón no terminan por importarnos. Y a veces, aún cuando creamos en su verdadero valor y realmente nos impacten, seguiremos descuidándolas, pues pensamos que eso que consideramos muy valioso, en nada se opone a otros propósitos y afanes nuestros.
Concretamente, me estoy refiriendo a la Salud y a la Alegría, como los dos dones supremos para nuestra felicidad. Si fuera cierto que les otorgáramos un supremo valor, no podríamos entender cómo es posible que doctores en Medicina, Premios Nobel y personas de una cultura e inteligencia deslumbrante, padezcan de grave obesidad, sean adictos al cigarro, al alcohol, e inclusive médicos, no observan las prescripciones que otros médicos les recetan.
El aire es el elemento más importante para poder vivir, pero como lo tenemos a nuestra disposición, jamás pensamos en su utilidad. Nuestra vista nos permite contemplar todas las bellezas de la naturaleza y los rostros de nuestros seres más queridos, pero como los tenemos puestos en la cara, no hacemos el menor caso de ellos. Creo, definitivamente, que los seres humanos padecemos de una incapacidad natural para reconocer en su justa medida lo obvio, que no es más que lo manifiesto, lo visible, y lo fácil. Todo lo fácil es comprensible, cómodo, elemental, practicable, accesible, conservable. Será por esto, que el que ya goza de Salud y de Alegría lo ve como algo natural y permanente. Y si no gozan de éstos bienes, por lo general cae en la enorme ingenuidad de que a pesar de que le falten y aún que no pueda recuperarlos, ingenuamente cree que se trata de bienes compensables por otros, como la riqueza y la comodidad.
El filósofo alemán SCHOPENHAUER, en su magnífica obra, ?El Arte de ser Feliz?, en su Regla Número 52, escribió: ?Al menos nueve décimas de nuestra felicidad se basan únicamente en la salud. Porque de ésta depende en primer lugar el buen humor. Donde está presente, parece que las circunstancias externas desfavorables y hostiles se soportan mejor que las más felices cuando un estado enfermizo nos pone de mal humor o nos angustia. Compárese la manera en que se ven los mismos problemas en días de salud y alegría y en días de enfermedad. Lo que produce nuestra felicidad o desgracia no son las cosas tal como son realmente en la conexión exterior de la experiencia, sino lo que son para nosotros en nuestra manera de comprenderlas. En segundo lugar, la salud y la alegría que la acompaña pueden sustituir a todo lo demás, pero nada la sustituye a ellas. Finalmente, sin ellas es imposible disfrutar de cualquier fortuna externa, de modo que para un enfermo que la posee, es inexistente. Con salud todo puede ser una fuente de placer?.
Si los sanos comprendiéramos el inmenso tesoro de la Salud y de la Alegría, podríamos hacer cambios radicales en nuestras vidas, dejando ya de estar cambiando oro por espejitos.
¿Pero qué sucede con las personas que tienen padecimientos de mala salud en diferentes grados? Los grandes científicos de la salud han descubierto, que si personas que sufren de enfermedades como la diabetes, hipertensión, serios problemas digestivos y aún algunas enfermedades incapacitantes, esas personas podrían aumentar en varias veces, es decir, duplicar, quintuplicar o más, su alegría, buen humor y felicidad, si solamente fueran más cuidadosos, estrictos y perseverantes con aquellos cuidados físicos y médicos que tienen que observar. Si una persona duplicara, triplicara, o aún más sus cuidados médicos, esa persona en pocos días vería a la vida totalmente diferente. Muchas de esas personas que han incrementado sus cuidados físicos y médicos, han declarado que ahora son muchísimo más alegres y felices, que en sus mejores épocas de salud física.
¡Cómo la naturaleza se empeña en que podamos experimentar altos grados de felicidad, siempre y cuando seamos dóciles en someternos a ciertas reglas de su inmensa sabiduría natural!
Agradeceré sus comentarios: palabrasdepoder@yahoo.com.mx
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