Frente a los grandes méritos de otro no hay más medio de salvación que el amor
El Mérito es cualquier acto del hombre que hace a éste acreedor a un premio, o lo hace digno de un castigo. Y también se entiende este concepto, como el conjunto de las buenas acciones de una persona, en cuanto la hacen digna del aprecio de los demás.
A las personas nos resulta casi imposible de reconocer con alegría y buena fe el mérito de alguien, si nosotros no estamos convencidos que también somos dignos de mérito en algo. A mayores méritos, por desgracia, más envidias. Por ello, el arqueólogo y escritor francés, el Conde de CAYLUS, escribió: ?Para vivir en paz, es más necesario esconder sus méritos que sus defectos?.
¡Claro, que es conveniente que se conozcan cuáles son los méritos de cada persona! PLUTARCO, biógrafo griego, escribió una imponente obra llamada ?Vidas Paralelas?, obra en la que comparaba la vida de un Romano a la de un Griego. PLUTARCO quiso destacar las grandes virtudes de sus héroes, como un ejemplo y una incitación a seguir y a forjarse las grandes cualidades de los grandes hombres. Si negamos nuestros méritos, caemos en una falsa humildad, o simplemente le hacemos ver al otro, que está confundido: que en realidad no gozamos del mérito o méritos que nos atribuyen. Y si andamos predicando en alta voz nuestros méritos, sería una conducta nuestra inadecuada. Por ello, fue muy sabio el Dramaturgo español JACINTO BENAVENTE, quien dio la solución adecuada: ?Nada conviene tanto a un hombre como llevar a su lado a quien haga notar su mérito, que en uno mismo la modestia es necedad y la propia alabanza locura?.
Para el moralista francés, JEAN DE LA BRUYERE, ?La modestia es el respeto al mérito lo que las sombras son en relación con las figuras de un cuadro: le da fuerza y relieve?. Cuando la modestia se muestra de paso, rápido y sin querer exhibirla como una virtud más, es cierto que cumple el propósito que nos dice JEAN DE LA BRUYERE. Pero cuando el mérito se destaca y el halagado lo niega, es que en el fondo pide que el halago sea mayor; exige que su mérito se destaque más; y en ese momento, el exceso de modestia, que ya no sería modestia, sino una exigencia de mayor halago, el mérito puede perder toda su fuerza y valor.
En 1796, en la ciudad de Weimar, Alemania, el gran escritor SCHILLER, le envió una carta a GOETHE, quien vivía muy cerca de su casa, comentándole SCHILLER a GOETHE, la obra de éste, ?Los años de aprendizaje de GUILLERMO MEISTER?. En esa carta SCHILLER le dijo a GOETHE: ?Con cuánta intensidad he sentido en esta ocasión?..que frente a lo perfecto no existe otra libertad que el amor?. SCHILLER estaba estupefacto ante la obra de su amigo GOETHE. Y al reconocer SCHILLER que lo escrito por GOETHE era algo, simplemente perfecto, precisamente lo perfecto no le podía dar más que dos opciones, eso creo yo: callar por envidia ante lo perfecto, o que lo perfecto se convirtiera en la única opción de su libertad: manifestarle su mérito en todo su esplendor.
Ya el mismo GOETHE lo había dicho en uno de sus escritos: ?Frente a los grandes méritos de otro no hay más medio de salvación que el amor?. Si el mérito lo vemos, pero no lo aceptamos y menos aún lo expresamos, es por simple envidia, sentimiento de inferioridad, u odio. Ni el odio, ni la inferioridad, ni la envidia nos puede salvar. Estos tres sentimientos nos condenan porque solamente nos pueden mostrar sentimientos corruptos de nuestro espíritu y de nuestro corazón.
Critilo nos dice, que si realmente nos esforzamos en admitir, reconocer y expresar los méritos de los demás, no solamente ensancharemos las cavidades de nuestro amor, sino que a través de la admiración, poco a poco iremos curando nuestra alma.
Agradeceré sus comentarios: palabrasdepoder@yahoo.com.mx
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