El optimismo es el fruto de un proceso interno de construcción de ilusiones
BENJAMÍN FRANKLIN, político, filósofo y científico estadounidense, escribió: ?No se anticipe a las tribulaciones mi tema lo que seguramente no le puede suceder. Viva siempre en un ambiente de optimismo?. Este consejo nos lo da uno de los hombres más destacados de los Estados Unidos de Norteamérica; y además, FRANKLIN logró grandes conquistas científicas y políticas para su país, gracias a su invencible optimismo.
Independientemente de nuestra herencia biológica, de la educación de nuestra infancia, y de las apretadas circunstancias en que estemos viviendo, está comprobado científicamente, que podemos abandonar nuestro pesimismo, e ir adoptando una serie de maquinaciones mentales, conductas y actitudes, que nos permitan vivir con optimismo. Para la psiquiatra SUSAN C. VAUGHAN, esto es absolutamente posible, y para ella, ?el optimismo es el fruto de un proceso interno de construcción de ilusiones?.
WINSTON CHURCHILL, una vez escribió: ?Un optimista ve una oportunidad en toda calamidad, un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad?. En esta frase, vemos la enorme diferencia entre un pesimista y un optimista. Aquél, tiene la oportunidad valiosa en sus manos, pero ya está esperando el mal que vendrá en ésa oportunidad. En cambio, el optimista, al sucederle una calamidad, ya está enfocado en el bien que puede obtener de ésa calamidad. GOETHE decía que mucho de los males que nos acontecen son fuente de provecho. Y también nos decía que debíamos obtener algún fruto de todo aquello que se nos opusiera.
La siquiatra SUSAN C. VAUGHAN nos da esta práctica y utilísima reflexión: ?Con todo, ¿dónde radica el interés por mantener este tipo de ficciones (se refiere a nuestra construcción de ilusiones)? ¿Por qué buscar una isla ilusoria que no tiene en absoluto por qué estar ahí? Al fin y al cabo la definición de ilusión es ?impresión o creencia falsa, engaño, percepción errónea?. Algo que un psiquiatra o sicoanalista como yo no sería partidario de cultivar en forma sistemática, como forma de vivir la vida. ¿No es en ilusiones en lo que se basa la magia? Como mucho, son válidas para el entretenimiento, pero ¿no son básicamente una distracción de la vida real? Aunque las ilusiones puedan deleitarnos, ¿no nos apartan de ver la realidad tal como es y de hacer lo necesario para cambiar la situación en nuestra vida real? En definitiva, si nos sentáramos en el cine día tras día, podríamos disfrutar de ilusiones fascinantes, pero no cambiarían la realidad con las que nos íbamos a enfrentar al abandonar la sala y tropezar de nuevo con nuestros problemas. ¿Acaso no nos invitarían a vivir en un mundo de fantasía a expensas del real? ¿No es mejor ser realista? ¿No depende de ello nuestra salud psicológica?
Si nos convertimos en unos realistas totales, en unos científicos de la realidad, atentos a todas las estadísticas y estudios de todas las tragedias que suceden en el mundo, resulta claro, que todos nosotros estamos en la posibilidad absoluta de que nos suceda lo peor, aunque las probabilidades sean muy escasas. Si estamos atentos a todos los peligros de la vida, caeremos en lo que los sicólogos denominan ?realismo depresivo?, pues todo tipo de males nos podría suceder. Por ello, construirnos ilusiones no es escapar de la realidad, sino situarnos en la esperanza de que no necesariamente seremos los elegidos por las espadas y tragedias del destino.
Critilo nos dice que vivir sin ilusiones y esperanzas, es vivir atormentados y siempre pendientes de que nos pase lo peor. En cambio, la esperanza y la construcción de nuestras ilusiones nos dan más fuerza y alegría para vivir.
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