La noche oscura del alma
El diario norteamericano The New York Times, publicó el ocho de septiembre de 1991, un descubrimiento de los Laboratorios Cronobiológicos de la Universidad de Minessota. Esta institución comprobó que los seres humanos tenemos un programa genético que establece ritmos de siete días. Si no respetamos estos ciclos con el descanso adecuado, la actividad constante y nuestro ritmo frenético de vida pueden agotar las energías de nuestras células y llevarnos a la fatiga, la depresión y al colapso.
Los místicos de la Edad Media llamaban ?la noche oscura del alma?, a ese estado de aflicción, desgano y desprendimiento de la vida, que a muchos nos acontece en varias ocasiones de nuestra existencia. Hoy los psicólogos denominan a ese estado emocional, con el nombre de ?depresión?. Cuando nos encontramos en este deplorable estado anímico nos sucede lo que el poeta HORACIO describe en su ODA III:
?Los más dulces manjares no despiertan su gusto; ni los cantos de las aves, ni el son de la cítara podrán devolverle el sueño?.
La anatomía de nuestro psiquismo está formada por una vasta geografía de sentimientos y afectos. Pero somos pésimos observadores de nuestra rica y compleja anatomía sentimental y afectiva. No solamente no conocemos la variedad de sentimientos que la pueblan, sino que además, rechazamos como malos y perjudiciales cualquier sentimiento doloroso, ya se llame tristeza, desolación, miedo, desesperanza, hastío, etc. Es necesario que nos convirtamos en exploradores del arco iris de nuestros afectos, pues sólo explorándolos podremos distinguir la tristeza de la apatía; la fatiga del hastío; la desolación del miedo, etc.
Nuestra sociedad es adicta a una febril actividad y a la absoluta necesidad de sentirnos siembre bien, sin respetar el descanso y sin acoger la valiosísima experiencia de soportar y atender la variada gama de nuestros sentimientos. Muchas veces, entramos a ?la noche oscura del alma? (la depresión) porque rechazamos lo que falsamente creemos que son sentimientos negativos: la tristeza, la fatiga, la desolación y porque no le damos a nuestro cuerpo y a nuestra alma el suficiente descanso físico y espiritual y por andar frenéticamente buscando lo que no sabemos qué.
?No conocen la razón por la que trabajan, pierden sin sentido su vida: les falta la actividad superior, la individual; piensan como funcionarios, como comerciantes, pero son inactivos en cuanto seres humanos únicos? (así lo dijo NIETZSCHE en su obra: Humano, Demasiado Humano).
Critilo nos pide que aceptemos y vivamos todos nuestros sentimientos: los dolorosos y los dichosos. Cada uno de ellos algo nos indica; sólo así podremos encontrarnos. ?¿No vemos cómo el hombre anda buscando sin saber lo que busca? Sin cesar cambia de sitio, como si así se quitara la carga que les abruma?. (LUCRECIO)
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