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Palabras de poder

JACINTO FAYA VIESCA

LOS GOLPES DEL DESTINO

Las personas no solamente sufrimos por enfermedades corporales y por trastornos emocionales. Sufrimos también, por duros “golpes del destino”, que nada tienen que ver con las dos clases de sufrimientos anteriormente mencionados. Ya lo dijo el poeta HORACIO: “Somos conducidos como marionetas de madera movidos por extraños” o bien, como lo escribió VIRGILIO: “El destino abre su ruta”.

La separación matrimonial, la ruptura de una gran amistad, el fracaso en la profesión o en el trabajo, el fallecimiento de un ser querido, todos estos acontecimientos son, en diferentes grados de sufrimiento, “golpes del destino”, que nos afectan profundamente y nos perturban, porque atentan contra un sistema de valores que nos hemos establecido. Como bien lo dice la siquiatra ELIZABETH LUKAS, “Todos estos factores acarrean frustraciones espirituales porque, como ya sabemos, los sistemas de valores están anclados en la dimensión noetica. Sin embargo, las frustraciones espirituales tienen sus efectos en lo síquico y lo somático; efectos tales como una aflicción tan grave (depresión sicorreactiva) que quita las ganas de comer (reacción psicosomática). La frustración espiritual aporta el motivo para la aflicción y la aflicción es un estado emocional que influye a su vez en el proceso alimentario, es decir, en lo corporal”.

Hablamos con frecuencia de la frustración, de que nos encontramos frustrados, pero rara vez penetramos en la esencia de este sentimiento. Estamos frustrados, cuando nos sentimos privados de lo que esperábamos o bien, cuando nuestros intentos se malogran.

Los “golpes del destino” constituyen un motivo para alterar nuestro estado de ánimo. Si queremos ayudar a una persona que ha sido golpeada fuertemente por el destino, la única manera como podemos hacerlo es poniendo mucha atención en los motivos de su sufrimiento emocional. En todos los casos y sin excepción, los motivos de su sufrimiento están totalmente vinculados con alguna pérdida de valores. El destino ya los golpeó. El golpe atentó contra una pérdida de valores. Ahora, lo único que queda es soportar y aceptar esa pérdida, con la seguridad de que si la soportamos y aceptamos, nuestra actitud noble y valiente nos conducirá a la creación y encuentro de nuevos valores.

No se trata de sustituir lo perdido, tampoco de compensarlo, pues no se podría, pues para nosotros lo perdido tenía un gran valor. Pero si ante estas pérdidas asumimos una postura y una actitud de dignidad ante lo irremediable y vamos a la búsqueda de nuevos valores, con absoluta seguridad, dotaremos a nuestra vida de un pleno “SENTIDO DE LA VIDA”.

Para el siquiatra FRANKL, al sentido de la vida se accede por tres vías, es decir, haciendo realidad valores de creación, valores de vivencia (como el arte, la contemplación, etc,) y valores de actitud. Para FRANKL, la actitud valerosa y digna frente a un hecho doloroso es una avenida hacia la satisfacción de un sentido y la satisfacción de un sentido supone un enriquecimiento de la vida, incluida aquella que se ha quedado pobre de sentido a causa de una pérdida de valores.

¡La vida -nos dice CRITILO- siempre puede enriquecernos espiritualmente si asumimos una actitud valiente y digna ante las adversidades del destino.

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