CON NUESTRA IMAGINACIÓN PODEMOS HACER DE UN INFIERNO UN CIELO, O DE UN CIELO UN INFIERNO
La imaginación es la facultad del alma, que representa las imágenes de las cosas reales o ideales. Y también, la imaginación es la aprensión falsa o equivocada de una cosa que no hay en realidad. Toda imaginación es una ilusión: una imagen formada en la mente con apariencia de real. Nos imaginamos algo, cuando nos representamos en la mente la imagen de algo que no existe o que no está presente. Frecuentemente decimos: “Me imagino lo mal que te sentiste”, “No quiero ni imaginarme lo que pensaste”, “¡Te imaginas lo que hubiera sucedido!”, etc.
Para el filósofo alemán DE VRIES, “La mera ilusión consiste en que los datos de los sentidos o del pensamiento son de condición tal que pueden sugerir un juicio falso; el objeto o contenido objetivo enunciado en este juicio ‘parece’ existir, aunque en realidad no existe”.
Ya en otra reflexión habíamos dicho que para EINSTEIN, la imaginación era la facultad más poderosa que teníamos. Y para el poeta inglés MILTON, con nuestra imaginación podíamos hacer de un infierno un cielo, o de un cielo un infierno.
Se ha destacado con permanente insistencia en las obras de superación personal, de la enorme importancia de nuestra imaginación para nuestro provecho. Se ha dicho, que todo lo que el hombre ha fabricado a lo largo de la evolución, lo ha imaginado antes; y lo mismo sucede en la pintura, la escultura, la tecnología y el mundo de la economía. Pero lo que no se ha destacado es la inmensa influencia negativa que la imaginación puede producir en nuestras vidas. Seguramente, lo que imaginamos en nuestra contra sin tener hechos que lo comprueben, es lo más destructivo que pueda sucedernos.
La imaginación que nos augura males y desastres, es madre de la duda, de la incertidumbre, del terror y del espanto. El educador francés JULIO PAYOT decía que cuando la razón nos predecía algo bueno con hechos, pero la imaginación nos profetizaba el desastre, siempre triunfaría la imaginación. En un gran porcentaje, la base de toda ansiedad se encuentra en una imaginación distorsionada: en una percepción falsa de los hechos y de las circunstancias, en una torcedura de la realidad, en la supresión de juicios certeros.
Nada nos persuade más que una imaginación afiebrada de terror. Ante ella, la razón empalidece y se retira; en estos casos el valor y precio de las cosas lo fija la imaginación y nunca la razón. Para el filósofo y científico BLAS PASCAL, la imaginación “Tiene sus dichosos, sus desgraciados, sus sanos, sus enfermos, sus ricos, sus pobres; ella hace creer, dudar, negar la razón. Los hábiles por imaginación se placen a si mismos, como jamás los prudentes lo pueden razonablemente lograr”.
Bien lo decía ANTOINE DE RIVAROL en sus Máximas y pensamientos: “es más fácil para la imaginación componer un infierno con el dolor que un paraíso con el placer”. Y acertadamente escribió SHAKESPEARE: “Los temores presentes son menos horribles que los que inspira la imaginación”.
CRITILO nos recomienda que cuando nos encontremos ante un problema o ante una adversidad, lo primero que debemos atender es que no se desboque nuestra imaginación. Si no la sujetamos a la razón y a los hechos objetivos, si no la comparamos contra las probabilidades reales del desastre que nos anuncia, antes de empezar a luchar estaremos derrotados. La imaginación, esa maravillosa potencia de nuestra alma que puede ayudarnos a construir lo más sublime, cuando nos ataca con presagios de terror y con anuncios de males fantasiosos, se convierte en el arma más destructiva para nuestro espíritu y para nuestro cuerpo. ¡Nuestra imaginación tenemos que sujetarla, por que si la soltamos, nos destruye!.