LOS DERECHOS LOS ADQUIEREN LOS DILIGENTES, NO LOS ABANDONADOS
La Asertividad es la cualidad de que gozan ciertas personas para afirmar su personalidad y defender sus opiniones frente a los demás. Imposible ser asertivo si lo que afirmamos o defendemos no es categórico y terminante. No se trata de querer tener el monopolio de la verdad, sino simplemente de que en la vida constantemente tenemos que mostrar una contundente Asertividad y sólo podemos mantenerla cuando afirmamos las cosas de una manera terminante. GOETHE dice, que si defendemos un derecho, sólo podremos hacerlo cuando lo hagamos de una manera contundente, pues si defendemos nuestros derechos de una manera temerosa, eso no es ninguna defensa, sino una muestra de debilidad.
La persona asertiva, lo es, porque se expresa con seguridad, con garantía de lo que dice y hace. En este sentido, toda persona de naturaleza asertiva se comporta de manera auténtica. Actuar asertivamente es una cuestión difícil y compleja, pues en primer término, tenemos que gozar de una conciencia clara y precisa de cuáles son nuestros derechos. Si exigimos menos de lo que nos corresponde, caemos en la debilidad y damos pie para que otros abusen de nosotros y si exigimos de más, podemos caer en el vicio de la soberbia o de la ventaja injusta.
Una de las más dañinas deficiencias de las personas consiste en su apocamiento, temor y debilidad para exigir y pelear por lo que le corresponde. Cuando nos comportamos con debilidad ante el abuso de otro, nuestra alma se encoge y renuncia a lo propio. Esta conducta nos lleva al resentimiento, a vivir sentimientos de inferioridad y a que nos arrebaten derechos y bienes que en justicia nos corresponden.
Tememos pedir un aumento justo de nuestro salario; tememos reclamar conductas groseras de nuestros jefes, cónyuge, amigos y extraños; nos da vergüenza que otros abusen de nosotros, pero nos quedamos paralizados. La falta de Asertividad empequeñece nuestras vidas, las empobrece, y nos denigra ante los demás y ante nosotros mismos. Ya el poeta HORACIO nos decía: “En todo hay una medida”. Así, nosotros tenemos que estar muy alerta cuando los demás se hayan pasado de la medida. No dejarlos pasar, es defender nuestros derechos y nuestra dignidad.
La Asertividad nada tiene que ver con el egoísmo. Una persona asertiva es aquella que goza o quiere gozar de una sana autoestima. La autoestima nada tiene que ver con el narcisismo o la soberbia. La persona que se autoestima, también se respeta a sí misma y sabe respetar a los demás. Defender nuestros derechos es una de las conductas más importantes que puede emprender una persona a lo largo de toda su vida. Quien no es capaz de defender lo que le corresponde, está destinada al fracaso. Un principio del Derecho Romano decía: “Los derechos los adquieren los diligentes, no los abandonados”. Y otro principio jurídico en Roma, decía: “La propiedad, donde quiera que esté, clama por su dueño”.
CRITILO está absolutamente de acuerdo, que ser asertivos fortalece nuestro carácter y mantiene intacta nuestra dignidad. Cree, también, que abandonar la Asertividad por cobardía, falsa complacencia, vergüenza o miedo, mina nuestra personalidad, corroe nuestro espíritu y paraliza importantes campos de nuestras vidas. En nuestro actual mundo donde se da una competencia desenfrenada y en el que los más fuertes abusan de los débiles, pocas cuestiones tan vitales para nuestra existencia, como mantenernos en una permanente Asertividad, pues una conducta así, dispara nuestra valentía a niveles insospechados.