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Palabras de Poder

JACINTO FAYA VIESCA

Es propio de cualquier hombre errar, pero de ninguno, excepto del necio, es perseverar en el error

El Inmenso genio del poeta alemán GOETHE, siempre nos revela ideas y sentimientos que elevan nuestro espíritu y enriquecen nuestras vidas. Uno de sus Epigramas dice:

“¡Un amor tuve yo que más que todo

en este mundo amaba! Y lo he perdido.

¡Pues aguántate y calla y adelante,

sin rechistar, prosigue tu camino!”

Este Epigrama lo escribió GOETHE en abril de 1790 en un viaje que hizo a Venecia Italia. Para nuestro poeta, la muerte provoca de rebote la vida como reacción. Y por esta razón, GOETHE ante la muerte de sus seres queridos, sufría lo indecible, pero su enorme amor a la vida lo hacía seguir adelante. En su obra, Teoría de los colores, escribió: “El hombre juicioso tratará de introducir la alegría incluso en la morada del dolor”.

Ante el amor perdido, que es lo que más amaba en este mundo, nuestro poeta le ordena a los que sufrieran esta pena, que se aguanten y callen y que prosigan en su camino. Y es que el poeta sabe de antemano que ante una pérdida irremediable nos queda la siguiente alternativa: permanecer hundidos en el dolor y retirarnos de la vida o bien, llenos de fortaleza “tratar de introducir la alegría incluso en la morada del dolor”.

Hundirnos en el sufrimiento, es elegir a la tristeza como compañera y castigo; mientras que esforzarnos en desterrar al sufrimiento y buscar la alegría, constituye una expresión de nobleza de nuestro espíritu. “Petrificada por la congoja” como dijo el poeta OVIDIO en su obra Metamorfosis, no es una opción de vida, sino de muerte y de abandono. ¿Y en cuántas ocasiones al sufrimiento natural de una gran pérdida no añadimos un dolor provocado por nosotros mismos al sentirnos víctimas del dolor y al creer que sufrir con mayor intensidad y de manera permanente, es lo que merece la pérdida sufrida?

Si es así, nos estaríamos victimizando, tal y como lo dijo OVIDIO en una de sus Epístolas: “¡Ay! Sufro las heridas causadas por mis propios dardos”.

En uno de sus poemas, GOETHE escribió:

“Prefiero la verdad que nos lastima al error que provecho nos reporta, pues la verdad es bálsamo que alivia ese mismo dolor que nos provoca”.

Pero reconocer nuestros errores nos resulta una tarea muy difícil; reconocer que nos equivocamos es un duro golpe a nuestro orgullo y más si el error nos fue altamente perjudicial. Cuando cometemos un error, nos sentimos culpables y ante el sentimiento de culpa nos llega el arrepentimiento. Sólo que por desgracia, todo arrepentimiento termina agravando la culpa y ésta, a nuevos arrepentimientos da nacimiento.

¿Y por qué razón nos resulta tan difícil aceptar el error cuando obtenemos de él un provecho? El mismo GOETHE nos da la respuesta en otra de sus rimas:

“Como a los propios hijos no podemos amar nunca a los hijos del extraño; ésa es la razón de que al error, que es nuestro hijo lo queramos tanto”. A nuestros errores los queremos porque son obra de nuestra inteligencia y conducta. Y cuando vemos su gravedad no reaccionamos con equilibrio, sino con culpa, lo que pude impulsarnos a una autoaversión. Si examinamos nuestra vida, nos daremos cuenta que muchos de nuestros errores han sido causa de múltiples provechos. Pero esto de ninguna manera debe alejarnos del amor a la verdad, que en ocasiones es muy dolorosa y contraria a nuestros propósitos. SÉNECA sentenció: “Nadie puede llamarse feliz si está fuera de la verdad”.

CRITILO recuerda lo que del error dijo CICERÓN: “Es propio de cualquier hombre errar, pero de ninguno, excepto del necio, es perseverar en el error”. Recordemos que así como la mentira necesita de muchas otras mentiras para sostenerse, de igual forma el error es fuente de nuevas equivocaciones, tal y como acertadamente lo advirtió el poeta OVIDIO: “Desde que el error brota, estoy dispuesto a ver brotar y crecer a su alrededor muchos errores complementarios”. Uno de los pensadores más poderosos para llegar a valorar la inmensa importancia de la verdad, nos la dijo el más sabio de todos los hombres, SHAKESPEARE: “Antes que nada sé veraz contigo mismo”.

Agradeceré sus comentarios: palabrasdepoder@yahoo.com.mx

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