No nos comportemos como gusanos medrosos y encogidos
La obra Fausto del poeta alemán GOETHE, es una de las obras cumbres de la literatura universal. GOETHE estuvo trabajando en este libro durante sesenta años. La poderosa inteligencia, la profunda sabiduría y el arte incomparable en la expresión escrita de este poeta, sitúan a este libro como una de las producciones de sabiduría más asombrosas en la historia del pensamiento.
El atormentado FAUSTO, personaje principal de la obra, invoca al Espíritu de la Tierra y cuando se le aparece el Espíritu le dice lo siguiente: “Suspiras anhelante por contemplarme, oír mi voz y ver mi rostro; la poderosa instancia de tu alma me obliga a ceder. Aquí me tienes… ¡Qué mezquino temor se apodera de ti, criatura sobrehumana! ¿Qué fue del clamor de tu alma? ¿Dónde está aquel pecho que se creaba un mundo dentro de sí, lo llamaba y mantenía con esmero; aquel pecho que se henchía con estremecimientos de gozo para encumbrarse al nivel de nosotros los Espíritus? ¿Dónde estás, Fausto, tú, cuyo acento llegaba hasta mí y que con todas tus fuerzas pugnabas por alcanzarme? ¿Eres tú quien al sentirse envuelto en los efluvios de mi aliento, tiemblas en todas las profundidades vitales, un gusano que huye medroso y encogido?
El Espíritu le reprocha duramente a Fausto sus mezquinos terrores, su cobardía y su falta de dignidad y decoro al comportarse como un gusano asustado que se retira medroso y encogido. Por una parte, el Espíritu se le aparece a Fausto gracias a sus anhelantes deseos de que se le haga presente. Y el Espíritu se le aparece dado el poderoso llamado de Fausto, llamado que lo hace con toda su “alma”.
¿Qué nos sucede a nosotros cuando apreciamos un objetivo, una tarea o empresa y la valoramos como muy importante para nosotros?
Comúnmente, aún cuando valoremos nuestros fines como muy importantes, nuestros deseos y esfuerzos son a medias. La duda y el terror nos acobarda y en esa medida, nuestros fines no podemos alcanzarlos. Pero cuando deseamos y actuamos con toda nuestra alma, las probabilidades son muy altas de lograr lo deseado. Poner todo el poder de nuestra alma en un objetivo, es liberar las fuerzas de nuestros sentimientos, inteligencia y espíritu y dirigirlos a un fin determinado.
El genial filósofo Alemán NIETZSCHE dijo, que si ya teníamos el “qué” (el objetivo), tendríamos las suficientes fuerzas para encontrar el “cómo” (las maneras de alcanzar el objetivo).
Si no nos comprometemos con todas las poderosas fuerzas de nuestra alma para conseguir algo valioso para nosotros, no lo conseguiremos. Y no podremos comprometernos y permitir que las inmensas fuerzas de nuestra alma actúen, si nuestra actitud sentimientos y conductas son vacilantes, miedosas y llenas de cobardía. Si nos comportamos como gusanos que huyen medrosos y encogidos, estaremos derrotados y perdidos. ¡No somos pordioseros que buscan un orfanato como huérfanos desamparados, como lo dijo EMERSON, sino que somos los reyes de la Tierra!
Pero si nos comportamos como limosneros y si nos encogemos como gusanos medrosos, dejaremos escapar las riquísimas oportunidades de la vida, al igual que se nos escapa el agua entre los dedos de las manos.
CRITILO dice que es necesario, cualquiera que sea nuestra situación social o económica, comprometernos con nuestros proyectos, sueños y actividades, pero poniendo todas las fuerzas de nuestra alma en ello. Recordemos lo que una vez dijo GOETHE cuando le preguntaron cuál era el mejor remedio para salvarse de las situaciones difíciles. GOETHE dijo que el único remedio consistía en nuestra “Presencia de espíritu”. Presencia de espíritu significa osadía, valentía, decisión firmísima y coraje. Cuando desplegamos estas cualidades, siempre nos salvaremos de las grandes dificultades y conquistaremos nuestras metas.
Agradeceré sus comentarios: palabrasdepoder@yahoo.com.mx
Ya está a la venta el libro “Palabras de Poder”, con la recopilación de las primeras 195 Columnas. Informes: Tel. 722-91-82.
