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Palabras de Poder

Jacinto Faya Viesca

CADA CUAL HACE UN DIOS DE SU ARDIENTE DESEO

El filósofo Griego EPICTETO en su obra Manual, escribió lo siguiente: “Advierte que el fin del desear y el fin de la aversión es huir de lo que se pretende evitar. Y como es desdichado el que se ve frustrado de lo que desea, así es miserable el que cae en lo que más piensa evitar. Por lo cual, si tienes aversión solamente de lo que depende de ti (como las falsas opiniones), asegúrate que no caerás jamás en lo que aborreces (como son las enfermedades, la muerte y pobreza), no dudes que serás miserable, pues no los puedes evitar y que has de caer infaliblemente en ellos”.

Desear una serie de cosas y de logros, está en la naturaleza humana y además, es muy saludable para nuestro equilibrio emocional. Los deseos que dependen de nosotros y que son moderados, constituyen poderosas motivaciones para nuestro optimismo y nuestras actividades productivas. Pero cuando lo que deseamos está fuera de nuestras capacidades o circunstancias y cuando nuestros deseos dependen totalmente de otras personas, constituyen estos deseos una absoluta insensatez. Son deseos cuyo cumplimiento está fuera de nuestro alcance y seguir deseándolos es una fuente segurísima de frustraciones y desdichas.

Somos muy ingenuos cuando deseamos bienes fuera de nuestro alcance; esta ingenuidad la observó muy bien JULIO CÉSAR al sentenciar: “Los hombres casi siempre creen fácil aquello que desean”. Desear sin un fundamento en la realidad: circunstancias y posibilidades reales de lo deseado, es hacer de nuestros deseos una actitud caprichosa, es pensar irrealmente y es condenarnos a una segura frustración y decepción.

El poeta VIRGILIO lo entendió muy bien al haber escrito: “Cada cual hace un dios de su ardiente deseo”. No se trata de ser conformistas; de ninguna manera: sino simplemente ser unos optimistas realistas y desear lo que dependa de nosotros.

Es absolutamente normal y sano, tener aversión hacia una serie de situaciones, peligros, animales, cosas y personas. Tener aversión a un genocida como el Presidente TRUMAN que asesinó con bombas atómicas a cientos de miles de japoneses, es completamente normal, como normal es tener aversión a personas que nos han causado serios daños a nosotros o a seres queridos nuestros. Pero hay aversiones que dependen totalmente de nosotros y que podemos desarraigarlas. Por ejemplo, si nos sentimos seres especiales y omnipotentes, es claro que se trata de aversiones que podremos combatir, pues dependen de nuestros falsos juicios. Con un poco de análisis, caeremos en la cuenta que nunca hemos sido ni jamás podremos ser personas especiales. Veremos, que solamente somos personas como todas las demás, con debilidades y defectos y que al final de cuentas, nuestra mortalidad y cenizas nos iguala a todos.

El problema radica cuado aborrecemos a la muerte, a las enfermedades y a los golpes caprichosos de la veleidosa fortuna, pues no nos damos cuenta, que las enfermedades y la muerte está en la naturaleza de la vida y además, no queremos aceptarlo. Se enferman y mueren no solamente las personas, sino también las plantas y los animales de todas las especies. Ya SÉNECA lo expresó contundentemente: “Aquel que tú lloras por muerto, no ha hecho más que precederte”. O bien, cuando decimos de algún amigo recientemente fallecido: “se nos adelantó”. Es natural enfermarnos y morir; esta idea la vemos con claridad. Le tememos a la muerte y a las enfermedades, lo que es también una cuestión normal. El problema se nos presenta, cuando ingenuamente pensamos que sólo se enferman y mueren otras personas, pero no nuestros seres queridos ni nosotros.

CRITILO piensa, que las enfermedades, la muerte y los golpes del azar, jamás los vamos a poder evitar, como tampoco podremos evitar el temor y la tristeza que de esas situaciones adversas se derivan. Por lo que lo único que nos queda, es aceptar en nuestra inteligencia y corazón, nuestra condición de mortales y de juguetes muchas veces, del destino. Si aceptamos incondicionalmente nuestras limitantes humanas de las que jamás podremos escapar, nuestra alma apreciará más la vida y nos confortará permanentemente. Agradeceré sus comentarios: palabrasdepoder@yahoo.com.mx

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