La espada se forja en el yunque solamente cuando está caliente al rojo vivo
Cualquier cosa (acción, propósito, etc.) que lo relacionemos con lo Desmedido, le atribuimos el carácter de desproporcionado, falto de medida, excesivamente grande. Y comúnmente decimos: “Se abandonó a un dolor desmedido”. Todo lo Desmedido hace alusión a lo inmoderado, a lo inmenso y a lo monstruoso.
Lo contrario a lo Desmedido, es la moderación, y de esta virtud así pensó el poeta nicaragüense RUBÉN DARÍO: “La moderación es el mejor de los bienes” por su parte, CARLOS I de España y V de Alemania, sentenció: “La moderación es siempre la táctica preferible”. De esta virtud, el compositor alemán CARL FRIEDRICH ZELTER, dijo: “La moderación y la prudencia pueden hacer y corregir muchas cosas”.
El genial SHAKESPEARE, en su obra, Trabajos de Amor Perdidos, hace salir en escena a uno de sus personajes llamado BIRON, quien exclama: “El estudio permanente rebasa la medida. Mientras se estudia para alcanzar lo que se desea se olvida de hacer lo debido; y cuando obtiene lo que perseguía, lo conquista como una ciudad con fuego: tan pronto ganada como perdida”.
Este profundo parlamento de SHAKESPEARE se aplica a graves errores que cometemos en nuestras vidas. No solamente es aplicable a esas personas que permanentemente están estudiando y se olvidan de atender lo prioritario. Se aplica también para tantas personas que aún no se sienten lo suficientemente preparadas para una acción productiva y pasan años planeando o perfeccionándose para sus proyectos soñados, haciendo a un lado la acción que los pondría en marcha para realizar sus propósitos.
GOETHE nos decía: “No basta con saber, hay también que actuar”. ¿Cuántas personas dejan ir a la persona amada porque no contaban con la seguridad económica para formar una familia? ¿Cuántas personas se acobardan y no empiezan el negocio que tanto desean emprender, porque aún no están seguras de su éxito? ¿Cuántos atletas no compiten porque aún no están lo suficientemente entrenados? y así, podríamos enumerar muchos casos similares.
El prepararse en demasía para algo, rebasa la medida de lo prudente. Cuando estamos preparándonos para un objetivo determinado, de una manera permanente, pero que a la vez nos inhibe a la acción, no solamente dejamos de hacer lo debido, sino que además, si lográramos ese objetivo, nos podría suceder lo que SHAKESPEARE sabiamente nos advirtió: “Y cuando obtiene lo que perseguía, lo conquista como una ciudad con fuego: tan pronto ganada como perdida”. La metáfora de SHAKESPEARE es simplemente genial: es como el guerrero que conquista una ciudad prendiéndole fuego, como lo hacía ATILA: conquista la ciudad, pero su logro es una pérdida, pues la ciudad incendiada ya está destrozada y está perdida.
¿No nos sucede lo mismo, cuando por estudiar mucho, planear en demasía, prepararnos para formar una familia, emprender una actividad o negocio, aplazamos las cosas, descuidando lo prioritario, que es, precisamente, lanzarnos a la conquista de nuestro propósito? ¿De qué nos sirve aplicar lo aprendido si ya es tarde para actuar? ¿Para qué pretender formar una familia si la mujer de nuestro sueño ya se marchó por esperar demasiado? ¿Para qué emprender ese proyecto si ya no tenemos las fuerzas o la edad para ello? ¿Y si logramos nuestros objetivos, pero ya demasiado tarde, no sería como conquistar una ciudad con fuego: tan pronto ganada como perdida?
CRITILO nos deja una profunda reflexión del poeta alemán GOETHE que se aplica exactamente al tema que estamos tratando, y es la siguiente: “los espíritus desenfrenados aspiran inútilmente a lograr la máxima perfección; quien pretende llegar a la cima debe hacer acopio de todas sus fuerzas; el verdadero maestro se manifiesta solamente en la limitación”. No rebasemos la medida; limitémonos a lo nuestro, actuemos a tiempo. La espada se forja en el yunque solamente cuando está caliente al rojo vivo. Lancémonos a la conquista de nuestros objetivos antes que los incendiemos y ya no nos sean útiles.
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