Entre dos grandes peligros, es malísimo seguir los medios
CERVANTES, en la primera parte de su obra cumbre, Don Quijote de la Mancha, escribió las dos siguientes reflexiones “Es cosa cierta que cuando traen las desgracias la corriente de las estrellas, como vienen de alto abajo, despeñándose con furor y con violencia, no hay fuerza en la tierra que las detenga, ni industria humana que prevenirlas pueda”; y también reflexionó: “Un mal llama a otro y el fin de una desgracia suele ser el principio de otro mayor”.
Como sabemos, CERVANTES ha sido considerado uno de los más grandes sabios de la civilización occidental. Su inmensa inteligencia, su profunda sabiduría y su grandeza en su expresión estética, nos permiten enriquecernos con su pensamiento. Lo importante de las dos citas anteriores de CERVANTES, consiste no tanto en la desnuda verdad de cómo a veces las desgracias se precipitan con tal fuerza sin que nada podamos hacer para evitarlas, y en la verdad, que la vida ha comprobado, en el sentido de que una desgracia atrae a otras. Lo importante, no es esto, sino que nos demos cuenta que mucho podemos hacer para evitar ciertas desgracias y cuando no podemos y nos golpean de improviso, saber, que pararlas de alguna manera, evitaría que otras nuevas ocurrieran.
Dice QUEVEDO, que contra las adversidades, nada hay mejor que el coraje y el ánimo. Esto es cierto, pues a las adversidades solamente podemos combatirlas o evitar que continúen, cuando reaccionamos con bravura y ánimo. Ya el poeta VIRGILIO nos había aconsejado: “Sea cual sea la fortuna, hay que vencerla con paciencia”. Hay que decirlo, no como consuelo, sino como un bien que podemos obtener con ciertas desgracias. Y me refiero, a lo que escribió FEDERICO EL GRANDE: “¡Cuán sabios, moderados, pacientes y dulces hace a los hombres la desdicha! Una terrible prueba superada es útil para todo el resto de la vida”.
Cuando nos haya sucedido una desgracia, nada más sabio que estar muy alerta, pues a las desdichas no les gusta llegar solas, sino acompañadas, por ello, nada peor que acobardarnos, pues lo único que podrá salvarnos de nuevas desdichas es mostrar, como dijo GOETHE, una poderosa “presencia de espíritus”; es decir, un valor a toda prueba. Si nos quedamos lamentándonos de nuestros malos sucesos, un mal atraerá a otro; por esto, nada mejor que hacer caso del sabio consejo de SHAKESPEARE: “Llorar una desgracia consumada e ida es el medio más seguro de atraerse otra desgracia nueva”. El mismo SHAKESPERAE nos aconsejaba en una de sus obras, que si el cielo se nos viniera encima, deberíamos defendernos con nuestras espadas, haciéndole frente a toda desgracia.
QUEVEDO, en su obra, Migajas Sentenciosas, nos brinda un sagaz consejo para cuando atravesemos por serias dificultades, al decirnos: “Flaco es el varón a quien en la dificultad de las cosas no le crece el esfuerzo, por que en grande peligro, grande diligencia se requiere”. Cuando una desgracia ha caído sobre nosotros y nuevas desdichas se apresuran a dañarnos, por lo general tratamos de quedarnos inmóviles, sin darnos cuenta que esa actitud es la peor que podemos observar; pues ante serios problemas, lo único que cabe son las decisiones y acciones arriesgadísimas. De lo que se trata, es de aminorar el daño de la primer desgracia y de cerrarles la puerta a las que quieren visitarnos presurosamente.
CRITILO nos invita a seguir el consejo de QUEVEDO cuando seamos presa de la madrastra Fortuna: “A daños grandes, eficaces y grandes remedios. No puede grave dolencia curarse sin medicina proporcionada al mal” y sobre este mismo tema, nuevamente es QUEVEDO nuestro mejor consejero: “Entre dos grandes peligros, es malísimo seguir los medios”. Esto significa, que cuando las adversidades nos estén golpeando, nada mejor que irnos a los extremos, actuar arriesgadamente y ejecutar nuestras frías reflexiones a sangre caliente: coraje, ánimo y valor, serán nuestros mejores escudos y espadas.
Agradeceré sus comentarios: palabrasdepoder@yahoo.com.mx
Ya está a la venta el libro “Palabras de Poder”, con la recopilación de las primeras 195 Columnas. Informes: Tel. 722-91-82.
