LA PERSONALIDAD DEL HOMBRE DETERMINA POR ANTICIPADO LA MEDIDA DE SU POSIBLE FORTUNA
El Griego QUEREMÓN creía firmemente, “que las desgracias de los hombres las regía la fortuna y no la discreción”. Esta afirmación hizo reaccionar al también griego PLUTARCO, para quien la Fortuna no rige el curso de las vidas, sino las virtudes como la sensatez y la moderación. Y nos pone como ejemplo la virtuosa vida de ARÍSTIDES, quien se mantuvo firme en la pobreza, cuando él habría podido convertirse en dueño de grandes riquezas y PLUTARCO nos habla del famoso General ESCIPIÓN EL AFRICANO, quien después de conquistar a la ciudad de Cartago, no tomó botín alguno. Y para apuntalar PLUTARCO su argumento de que la Fortuna no determina nuestras vidas, nos dice: ¿Que si fue como resultado de la fortuna y a causa de la fortuna por la que FILÓCRATES, después de recibir oro de FILIPO y LASTRES, porque se perdieron en los peores vicios? Recordemos, que FILIPO, Rey de Macedonia, fue el padre de ALEJANDRO MAGNO.
Recordemos que cuando ALEJANDRO MAGNO derrota definitivamente al Rey Persa DARÍO y hace cautivas a la esposa e hijas de este Rey, ALEJANDRO respeta la integridad física y moral de sus cautivas. Este gesto de ALEJANDRO no se debe a la Fortuna, sino a su integridad y a su certero juicio. PLUTARCO escribe en una de sus Obras Morales: “Pero si existe la sensatez, la justicia y el valor, ¿cómo puede haber una razón para que no exista la inteligencia? Y si hay inteligencia, ¿cómo no va a haber discreción? En efecto, la sensatez es, como dicen, una especie de inteligencia y la justicia necesita que la inteligencia esté presente. Aún mejor, a la discreción y a la inteligencia, que hace buenos a los hombres en medio de los placeres, las llamamos continencia y sensatez; cuando aparecen en medio de los peligros y trabajos, las llamamos fortaleza y bravura y en las reuniones privadas y públicas, las denominamos legalidad y justicia”.
PLUTARCO ha sido uno de los más grandes educadores de la humanidad. Su profunda sabiduría, el conocimiento de la condición humana y su arte para comunicarnos su ideas, producen en nosotros un poderos efecto de ennoblecimiento de nuestro espíritu.
Para PLUTARCO, definitivamente, la Fortuna no rige los designios de los hombres, sino los rige, las virtudes, como son, la fortaleza, bravura, justicia, discreción, etcétera.
Debemos entender la palabra “designio”, no solamente como la intención, propósito o cosa que nos propongamos realizar, sino además, como las acciones mismas.
Cuando nosotros en nuestro interior estemos debatiendo, qué influye más en nuestras vidas, si la buena Fortuna o la inteligencia, la sensatez y las acciones virtuosas, necesariamente tendremos que elegir entre alguna de las dos: la Fortuna, o las virtudes. ¡Claro, que nadie puede negar que la buena Fortuna, es decir, la buena suerte, no tenga importancia, o mucha importancia en algunos aspectos de nuestra vida y aún en nuestra entera existencia! Negar esta realidad, sería darle la espalda a la realidad. Pero en un balance de la gran mayoría de las personas y aún, de las mismas personas que han corrido con muy buena suerte, el balance que hagamos, revelará, que al final de cuentas, la victoria se la llevará en la gran mayoría de las veces, nuestras virtudes y no la buena Fortuna.
CRITILO nos dice, que la sensatez, la prudencia, el saber distinguir bien las cosas, el esfuerzo perseverante, la disciplina, la valentía, la entereza, etcétera, constituyen nuestras armas más poderosas para luchar en la vida y aún, para enfrentarnos a los lacerantes latigazos de la mala Fortuna.
Para quienes piensan que la buena Fortuna lo es todo, CRITILO nos deja esta reflexión del Romano CICERÓN: “No sólo la fortuna es ciega, sino que hace ciegos a aquellos que favorece” y nos da también las sentencia del filósofo alemán SCHOPENHAUER: “la personalidad del hombre determina por anticipado la medida de su posible fortuna”.
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