LA ESPERANZA ES UN ÁRBOL EN FLOR QUE SE BALANCEA DULCEMENTE AL SOPLO DE LAS ILUSIONES
¡Cierto!: es más fácil vivir una madurez adulta cuando pasamos por una infancia feliz. Pero si nuestra infancia no fue plenamente vivida, pues las pocas flores que tomamos y guardamos nos causaron dolorosos arañazos por tantas espinas, aun así, nuestra edad adulta puede ser madura y plena. Lo paradójico de una infancia desgraciada, es que se tiende a conservarla aun en la edad adulta y equivocadamente pensamos que probablemente pudiéramos rescatar una infancia feliz, que no tuvimos. Suena esto tan contradictorio, pero así sucede en la vida de muchas personas y si no fuera así, entonces, ¿por qué se aferran esos individuos tanto a su pasado?
El novelista norteamericano FAULKNER dijo que si le dieran a escoger entre la pena y la nada, se quedaría con la pena. Igual sucede con las personas que vivieron una infancia infeliz: prefieren aferrarse a ella por más desdichada que haya sido, pues si no, con qué retazo de su infancia se quedarían? Recordemos, que la naturaleza física no admite el vacío; pues bien, nuestra vida espiritual tampoco admite vacío alguno y si no podemos llenarlo de dicha, amor, esperanzas, lo llenaremos de cualquier cosa, por más repugnante que parezca.
Los recuerdos más tristes de una infancia desdichada son las remembranzas de punzantes y sufrientes sentimientos de soledad, impotencia y desamparo. Entonces, ¿por qué razón, ya de adultos hemos de cargar con estos inútiles y pesados escombros?
Deberíamos darnos cuenta que esos sentimientos habitaron en nuestra alma frágil hace mucho tiempo, pues éramos unos niños, pero ya no tenemos por qué seguir dándoles morada. Además ya en la infancia estábamos solos, así, que ahora de adultos podemos empezar una vida plena, ya que si nada teníamos, todo lo que adquiramos será ganancia: amigos, amor, trabajo, esfuerzos, realizaciones, etcétera.
Además, nuestra alma ya no es frágil y anhelante, pues es una alma adulta, capaz de soportar las más duras pruebas.
Para lograr una adultez madura, se requiere dar un primer paso valiente y decidido: abandonar nuestros sueños infantiles a los que hemos vivido tan aferrados. Es, como si se tratara, de saber con certeza que nos espera por vez primera la aurora, un nuevo amanecer preñado de pletóricas esperanzas.
Estamos hablando de una esperanza fundada, pues al abandonar los dolorosos sentimientos de una infancia desdichada, lo hacemos con la certidumbre de que en el horizonte vislumbramos una variada gama de posibilidades en las que experimentaremos experiencias infinitamente más emocionantes, creativas y significativas, que los recuerdos de nuestra infancia triste. Es la clase de esperanza a la que se refirió SEVERO CATALINA, cuando escribió: “La esperanza es un árbol en flor que se balancea dulcemente al soplo de las ilusiones”.
No permitamos que nuestra alma de adulto fallezca asfixiada por nuestra quebrada alma de niño. ¡Creamos en el proverbio turco!: “No mueras, alma mía; la primavera vendrá y con ella el trébol”. Una vez que nos hemos decidido a dar el primer paso dirigido a darle vida a nuestra alma de adulto, la Esperanza se convierte en nuestra más poderosa fuerza, tal y como la concibió el inglés THOMAS CARLYLE: “El hombre tiene por base la esperanza; no existe realmente otra posesión que la esperanza; la casa del hombre se denomina mansión de la esperanza”.
CRITILO nos dice, que toda persona fuertemente decidida a vivir su renacimiento: un nuevo nacer a la vida plena, dejando el lastre desdichado de la infancia, con seguridad absoluta, le espera una emocionante y fascinante vida en su actual existencia adulta. Esta posibilidad pletórita de realismo es lo que con gran claridad advirtió el genial poeta GOETHE cuando en su obra WILHELM MEISTER, escribió: “A veces nuestro destino se parece a un árbol frutal en invierno. ¿Quién va a pensar ante su triste espectro que esas rígidas ramas y espinosas ramillas reverdecerán con la primavera, florecerán y hasta darán fruto? Sin embargo, lo esperamos, lo sabemos”.
Agradeceré sus comentarios: palabrasdepoder@yahoo.com.mx