Nacional Claudia Sheinbaum Seguridad Narcotráfico Generación Z Pensión Bienestar

Palabras de Poder

Jacinto Faya Viesca

No podemos matar el tiempo sin herir a la eternidad

SÉNECA, uno de los más grandes consoladores para los corazones que sufren, en una impresionante obra que tituló, DE LA BREVEDAD DE LA VIDA, escribió: No tenemos un corto tiempo, sino que perdemos mucho. La vida es suficientemente larga y se nos ha entregado con abundancia para lograr la consumación de las cosas más importantes. Pero cuando se abandona entre el lujo y el descuido, cuando no se consume en ninguna cosa buena, al final, en el momento de la muerte, nos damos cuenta, que se va la vida, la que no comprendimos qué pasaba. Así es, no recibimos una vida breve y no estamos faltos de ella, antes somos sus despilfarradores. De igual manera que unas riquezas inmensas y regias cuando caen en manos de un mal dueño son dilapidadas al momento y por el contrario, aunque sean modestas, crecen con su uso si son entregadas a un buen guardián, así, nuestra vida se extiende mucho, para quien sabe disponerla bien”.

Para SÉNECA, la vida “se nos ha entregado con abundancia”, sólo que nosotros la despilfarramos. Los antiguos romanos tenían una aguda sentencia para referirse a la abundancia: “Hierve el trabajo”, señalando con esta expresión los momentos de una activa producción. Toda producción activa, tal y como lo pensaba GOETHE, se traduce en acciones que nos son verdaderamente útiles y provechosas para nuestras vidas. En esencia, el problema radica no en que nuestra vida sea corta en el tiempo, sino en el hecho en que dilapidamos nuestro tiempo como si lo tuviéramos a nuestra disposición de manera ilimitada. Perdemos el tiempo cuando no lo aprovechamos para nuestro bien o el de los demás. Nos perdemos cuando nos extraviamos, es decir, cuando no somos conscientes de los objetivos fundamentales de nuestra existencia.

Perdemos nuestro tiempo cuando nos ocupamos en actividades y tareas inútiles, cuando tratamos de “gastar el tiempo”. Inconscientemente, todo despilfarro de nuestro tiempo produce un desazón en nuestro ánimo y algo en nuestro interior nos acusa de dilapidar la materia de que está hecha o transcurre nuestra existencia: el tiempo.

Saber qué hacer con el tiempo que la vida nos dé, es uno de los conocimientos más importantes que podamos tener; y a esta idea se aplica el pensamiento del político canadiense WILIAM ROSS, quien dijo: “¿Por qué no utilizar algo de tiempo en determinar qué vale la pena para nosotros y después ir en pos de eso?”.

Lo fundamental consiste en saber cuáles son las tareas esenciales para nosotros. Para algunos, será cuidar a un ser querido enfermo o desvalido, a otros, su vocación de maestros, enfermeros, será lo más vital; otros tendrán como misión fundamental el educar a sus hijos; el arte o la ciencia será el objetivo central en la vida de otras personas.

Pero en parte, el mundo está confuso debido a que el que quiere ser artesano se dedica al comercio y el que tiene vocación para el cuidado de seres necesitados, se dedica a la industria. El cambio de actividades genuinas por actividades no genuinas, pero redituables económicamente, es ya una ruina personal y una dilapidación de la propia vida, pues al revés de lo que piensa quien traiciona su auténtica tarea, la realidad es que está cambiando oro de 24 quilates por espejitos que lo deslumbran, pero le dejan el alma vacía.

CRITILO nos da una reflexión del genial BERTRAND RUSSELL, probablemente el pensador social más influyente en todo el siglo XX, quien escribió: “El empleo inteligente del tiempo es una de las conquistas más recientes de la civilización y actualmente pocos han llegado a ocupar este nivel”. Mucha razón tuvo el escritor y poeta estadounidense HENRY DAVID THOREAU, cuando escribió: “No podemos matar el tiempo sin herir a la eternidad”. Independientemente de la edad que tengamos, tomemos una clara conciencia que mucho podemos hacer con el tiempo que aún nos queda por vivir; pero todo consistiría en que realmente ese tiempo queramos vivirlo a plenitud y solamente podremos vivirlo plenamente en la medida en que nos decidamos con firmeza a emprender tareas que ennoblezcan nuestro espíritu: ¿Acaso, aún, nos están esperando nuestros hijos para darles el tiempo que no les dimos?; ¿qué no podremos dedicarnos a ese oficio o trabajo que tanto hemos anhelado, pero que por miedo o desidia lo hemos escondido en un olvido que nos reclama con un permanente desencanto por la vida? ¡Atrevámonos a llenar nuestro tiempo con tareas que inflamen de gozo nuestros corazones!

Agradeceré sus comentarios: palabrasdepoder@yahoo.com.mx

Leer más de Nacional

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nacional

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 283181

elsiglo.mx