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Palabras de Poder

Jacinto Faya Viesca

Rescatemos a toda persona que se ha aislado

El Aislamiento se da cuando una persona de manera voluntaria abandona el continente de la comunidad humana y se retira a su isla; esta isla es su abandono, su separación de los demás. Puede estar rodeado de una muchedumbre, pero para el aislado no existen sicológicamente los otros, pues se siente y está emocionalmente aislado y lo que más lo hace sufrir es que se siente abandonado. Es un fenómeno sicológico: por decisión propia se ha aislado y a su vez, se siente desamparado, pues el amparo sólo puede darse en la cercanía del calor humano.

En la raíz de todo ser aislado encontramos un miedo motriz: teme las relaciones con los demás, pues supone que es rechazado por ellos. Sus suposiciones no las ve como tales, sino como hechos contundentes, cuando en realidad sólo trata de una imaginación afiebrada por el miedo a los demás. Toda persona aislada se enreda en sus conjeturas laberínticas y al mismo tiempo que supone que nada vale ante los demás, los otros le parecen antipáticos y abrigando malas intenciones hacia él. Aquí está el germen de lo que se ha dado en llamar, la “autoprofecía cumplida”. La persona supone (falsamente) que les resulta antipático a los demás y como lo supone con una absoluta certeza emocional, su conducta hacia los demás es antipática, puesto que él le es antipático a los otros.

Ante esta conducta, su prójimo reacciona comúnmente con antipatía, provocando que la persona aislada confirme que “tenía la razón”: le es antipático a los otros. Una vez que la autoprofecía se ha cumplido, la persona aislada se hunde más en su abandono y se acrecienta su sentimiento de desamparo.

Pocas emociones son tan devastadoras para una persona como el Aislamiento, pues esto supone un real Aislamiento físico, una profunda inhibición para establecer relaciones cálidas, una soledad azotada por el desamparo y un agudo y pertinaz sufrimiento emocional. La realidad, es que el hombre necesita a las personas más que nada en el mundo. El poder, la gloria y las riquezas nada son al lado de cálidas relaciones personales. Grandes actrices de cine, millonarios y hombres poderosos, han preferido privarse de la vida a causa de sentirse aislados y desamparados. Cartas que han dejado estos suicidas así lo confirman plenamente. Las relaciones afectuosas con otros nos son más importantes que el pan y el agua. Por ello, una de las peores torturas a que puede someterse a un ser humano es el encarcelamiento sin la posibilidad de contacto con otras personas. Simplemente con esto logran que enloquezcan o se priven de sus vidas estos torturados.

La famosa falta de “sentido de la vida” y del “vacío humano”, se dan, precisamente, porque la persona se ha aislado; se mete en su interior y rompe su contacto con los seres humanos. Por supuesto, que hay grados en todo Aislamiento, pero en sí, el aislarse constituye uno de los peores castigos autoinflingidos.

Si logramos romper el Aislamiento de una persona, le estaremos dando el regalo más rico que podamos entregarle en su vida. Cuando alguien cercano a nosotros sufra de este infernal castigo, estamos obligados moral y socialmente a rescatarlo de su isla y a reinstalarlo en la masa continental de la comunidad humana.

El historiador y crítico de arte inglés, JOHN RUSKIN, escribió: “Todas las enfermedades del espíritu que conducen a la más triste ruina derivan principalmente del Aislamiento. Son la concentración del hombre sobre sí mismo”.

Para romper con esta concentración egocéntrica, nos dice CRITILO, es necesario tratar de fundir nuestra alma con el alma del prójimo. No podemos ser de todos ni para todos, pero nuestra salud mental es imposible de lograrla y de mantenerla sin auténticas y cálidas relaciones personales.

El Aislamiento autoinflingido constituye una grave tragedia para la vida del ser aislado. Estamos obligados a persuadirlo que sus suposiciones de que los otros lo rechazan, son absolutamente falsas. Podremos no lograr la aceptación de todos, pues resultaría imposible y además innecesario. Pero todo ser humano es aceptado por muchos. Incluso, los peores criminales han gozado de la relación afectuosa de algunos. ¡Combatamos los fantasmas imaginarios de rechazo de toda persona aislada! ¡Ayudémosle a que descubra poco a poco, de que está absolutamente equivocado: que él nunca ha sido rechazado por todos ni siquiera por una minoría. Si lo rescatamos de su pequeña y canija isla, le estaremos regalando un mundo entero que jamás soñó que existía.

Agradeceré sus comentarios: palabrasdepoder@yahoo.com.mx

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